¿Cómo reducir los riesgos de contagio en los pisos turísticos?

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÃGUEZ

Santiago duplicó en los últimos dos años el número de viviendas registradas

18 ago 2020 . Actualizado a las 00:03 h.

Compostela duplicó en los últimos dos años el número de viviendas vacacionales inscritas en el Rexistro de Empresas y Actividades Turísticas (REAT) de la Xunta. En agosto del 2018 eran 371 y, a pesar de la limitación municipal a las nuevas aperturas, ascienden ya a 737. Ofrecen, entre todas ellas, 3.764 plazas, lejos aún de las 9.903 de Sanxenxo (el municipio de la autonomía con más pisos turísticos), sin contar con los negocios que puedan operar al margen del marco legal. Todos esos propietarios se enfrentan ahora al reto de proporcionar seguridad a sus huéspedes en medio de la pandemia por coronavirus. ¿Cómo reducir el riesgo de contagio en este tipo de establecimiento? La respuesta la da una guía publicada por el Instituto para la Calidad Turística Española, junto con la Secretaría de Estado de Turismo, en coordinación con el Ministerio de Sanidad.

Las recomendaciones para prevenir la transmisión del virus en las viviendas de uso turístico, validadas por el Gobierno y remitidas a las comunidades autónomas, sugieren reducir los elementos decorativos, los textiles y las alfombras en la medida de lo posible, además de disponer de una papelera con bolsa y tapa de apertura no manual. Las mantas y las almohadas que se encuentren en los armarios deberán estar protegidas, y las perchas, si no están precintadas, deberán ser desinfectadas tras la marcha del cliente.

En la recepción de los huéspedes, dice la guía, se deben facilitar las llaves o tarjetas de acceso desinfectadas, mantener la distancia mínima de seguridad entre las personas, fomentar el pago con tarjeta u otros medios electrónicos y desinfectar el TPV cuando se manipule. El protocolo recomienda también que los propietarios faciliten en las viviendas de alquiler información sobre las medidas de prevención, al menos en una lengua extranjera. Y, evidentemente, insta a incrementar la frecuencia de las limpiezas, especialmente en las zonas de mayor contacto (pomos, telefonillos, mandos, lavabos...); así como a contar con un protocolo específico ante la posibilidad de que se aloje un cliente confirmado o con síntomas de la enfermedad.

Además, los responsables de los pisos turísticos deberán facilitar a los Cuerpos de Seguridad del Estado un registro de sus ocupantes para facilitar su trazabilidad ante un posible brote y guardarlo durante 30 días. También deben dotar a los clientes de un equipo de protección que cuente, como mínimo, con mascarilla y gel hidroalcohólico o guantes. Y, en caso de que la vivienda se encuentre en un edificio residencial o multifamiliar en el que se comparten zonas comunes, el equipo de protección deberá entregarse antes de entrar al edificio y los huéspedes estarán obligados a utilizarlo.