Cruz Roja abre los acogimientos a familias que no pueden cuidar a los niños a causa del covid-19

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL / LA VOZ

SANTIAGO

CESAR TOIMIL

«Lo complicado es cuando llegan, no cuando se van, pero todo compensa y solo hace falta amor y ganas de ayudar»

15 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El programa de acogida para menores de Cruz Roja da un paso más y se abre a familias que no tienen problemas sociosanitarios, pero a los que la pandemia ha complicado sus planes. Aún no tienen solicitantes en la provincia de A Coruña, pero la idea es crear una bolsa de familias que se puedan hacer cargo temporalmente de niños a los que sus padres no pueden cuidar tanto porque hayan caído enfermos de covid-19, como por otras cuestiones relacionadas con el virus. Raquel Otero es técnico del plan de acogimiento y explica esta medida comenzó a gestarse hace meses y van a potenciarla de cara al inicio de curso.

En la actualidad siguen tramitando las acogidas de menores que están en centros o que no pueden estar más con sus familias biológicas, aunque la alerta sanitaria complicó un poco los trámites. Hubo casos de pequeños que no tuvieron tantas visitas de sus familiares de origen, aunque todo se terminó normalizando.

Raquel Otero precisa que otra de las figuras que aún no tiene usuarios en la provincia coruñesa es la de las acogidas profesionalizadas para los casos más complicados, como son los de grupos de hermanos o pequeños con minusvalías.

En todos los casos los padres que dan el paso de acoger tienen una red de apoyo en Cruz Roja, que les aporta recursos a nivel psicológico así como formación para que el proceso sea satisfactorio para todos los implicados: «Siempre nos tienen cerca para lo que necesiten», resume.

Una familia acogedora

Hace cuatro años que Ana Freire y José María García cometieron lo que definen como una «locura maravillosa». Justo cuando su único hijo llegaba a los 14 años y comenzaba a ser más independiente se decidieron a colaborar con el programa de acogimiento de menores de Cruz Roja. «Teníamos tiempo y ganas de ayudar, así que nos informamos sobre la medida, todo el mundo piensa que hay mucha burocracia, pero nosotros acudimos a las reuniones, entregamos los papeles y un día llegó el pequeño, era casi un bebé», cuenta Ana sobre un menor que lleva tres años en su casa, aunque sigue manteniendo el contacto con su familia biológica. En el hogar de esta familia ferrolana se habían guardado hace tiempo las cunas y los pañales, pero sus allegados comenzaron a surtirlos con todo lo necesario. Fue la primera muestra de un apoyo que es esencial: el de la familia del nuevo hogar para el pequeño. Tanto el hijo de Ana y José María como su familia han integrado a un menor que no les llama papá ni mamá, pero que los quiere como si lo fueran.

«La relación con la familia biológica es muy buena y es necesario que así sea -cuenta Ana-. Y en cuanto a las preguntas que va haciendo el niño se las vamos explicando con naturalidad y está muy contento». Tanto ellos como el resto de padres con menores en acogida cuentan con un teléfono al que pueden llamar cualquier día de la semana, así como consejos y apoyos de Cruz Roja.

«A la gente le suele preocupar si les duele separarse de los niños cuando dejan de necesitar la acogida, pero yo siempre repito una frase que escuché a otra madre: ‘Lo complicado es cuando llegan, no cuando se van', pero todos los momentos difíciles compensan, para embarcarse en esta aventura solo hace falta amor y ganas de ayudar, aunque surjan problemas el abrazo del niño contento por la mañana lo compensa todo», explica Ana,