Cogami tiene 232 personas voluntarias en la comarca que apoyan a su colectivo

JOEL GÓMEZ SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

La mayoría, más del 90 %, tienen también certificada una discapacidad

08 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La Confederación Galega de Persoas con Discapacidade (Cogami) dispone de 232 personas voluntarias en la comarca compostelana que apoyan a su colectivo. Les ofrecen sobre todo compañía y ayuda para diversas tareas. La mayoría de este voluntariado, 212 personas, que representan más del 90 % del total, son también personas con diversidad funcional, que tienen certificada una discapacidad. La mayoría son además mujeres (159 en el área de Santiago, por 73 varones, más del doble) y con edades entre 20 y 40 años.

Se da así un nuevo avance en la inclusión social de las personas con discapacidad física y orgánica, que son quienes pertenecen a Cogami mayoritariamente: en la década de 1980 aún había algunas que no salían del domicilio; después, en gran parte gracias al movimiento asociativo, comenzaron a integrarse en diversos ámbitos; una parte consiguió una vida independiente; y ahora ofrecen esta faceta solidaria, de dedicar una parte de su tiempo libre para apoyar a otras. Así lo explica Juana Tubío, directiva y coordinadora del área de promoción de la autonomía personal de Cogami.

«O voluntariado non substitúe a profesionais, ofrecen tarefas complementarias. Por exemplo, unha persoa con discapacidade acode a unha autoescola para conseguir o carné de conducir e ten problemas; e un voluntario apoia para que estude e comprenda o código e poda aprobar, pois ter ese carné vai abrir novas posibilidades de integración laboral e outras facilidades na súa vida. Ou a persoa voluntaria pode axudar a preparar unha entrevista. A veces é no propio domicilio da persoa que precisa a axuda; outras nunha sede de Cogami, pois unhas 50 asociacións integradas na nosa Confederación ofrecen voluntariado; ou noutro espazo que acorden a persoa voluntaria e quen recebe a axuda», sostiene Juana Tubío.

Para celebrar este año su 30 aniversario, Cogami escogió las que denomina 12 Chaves de Inclusión, que considera centrales para que las personas de su colectivo accedan a más derechos y participen mejor en la sociedad. 

Formación, habilidades, ocio

Dedica un mes a cada una de esas llaves, y en agosto escogió el voluntariado. Destaca como las personas con discapacidad no solo reciben apoyo de voluntariado, pues hay un grupo que tienen certificado de discapacidad y también ejercen tareas de voluntariado. Son sobre el 80 % de una bolsa de 1.104 voluntarios de Cogami en Galicia, indica Tubío.

Además de apoyo al estudio y a la formación, o para adquirir habilidades sociales y de comunicación, hay voluntariado de ocio y tiempo libre, para ayudar a recorrer el Camino de Santiago, participar en carreras solidarias o navegar en un barco adaptado, entre otras. O en actividades de cuidado del medio ambiente, y otras deportivas, detallan Juana Tubío y Olalla Esmorís, del área de voluntariado de Cogami.

La pandemia del covid-19 también influye negativamente en estas actividades, suspendidas tras el confinamiento. «Se as condicións o permiten, pensamos que se poderán reiniciar en setembro», sostiene Tubío. «É unha fase máis no proceso de empoderamento das persoas con discapacidade, porque o voluntariado favorece a diversidade da nosa sociedade, pois todas as persoas somos diferentes; potencia as capacidades de todas as persoas e fomenta a autonomía e a independencia», resalta Tubío.

«Axudei a superar situacións que supuñan discriminación»

A principios de este año, Silvia Lado, una joven vecina de O Milladoiro se ofreció como voluntaria en la sede compostelana de Cogami. Tras conocer su disponibilidad de tiempo y recibir formación específica para esa labor, le asignaron una joven con discapacidad, que tenía problemas para integrarse en actividades que le ofrecía Cogami, y en otras.

Comenzaron a verse en la sede de Cogami, una hora y media a la semana, hasta que el confinamiento interrumpió su relación: «Estou desexando comezar de novo, porque a experiencia foi moi positiva para min. A persoa que me indicaron para apoiar tiña problemas para entender o funcionamento do bus urbano, axudei para que comprendese o itinerario e os horarios. Tamén tiña dificultades para manexar o euro, e foi outra das cousas a que nos dedicamos, agora ten máis seguridade para facer a compra. Outro dos seus problemas era co idioma español, pois a pesar de que reside aquí non o falaba ben, e mellorou na súa competencia. Así axudei para que superase situacións que supuñan discriminación. Tiña tempo libre e pensei que era unha boa maneira de ter unha ocupación para axudar a outras persoas», explica Silvia.

Se entendieron bien. Silvia, que no tiene discapacidad, estaca como resultaba gratificante comprobar los progresos de la persona a quien apoyaba voluntariamente.

En Cogami también notaron cómo resultó positivo ese contacto entre ambas, y como la joven que estaba con Silvia empezó a integrarse más y mejor en actividades, que era una de las principales finalidades que perseguían: «Agora o ideal sería que esa moza que se beneficiou do voluntariado, co tempo chegase ela tamén a ser voluntaria e apoiase a outras persoas que precisasen da súa axuda», manifiesta Juana Tubío. La mayoría de las personas que ejercen voluntariado en Cogami le dedican entre una hora y media y dos horas y media a la semana, un tiempo del que resulta una muy importante rentabilidad social, destaca Juana.

El encuentro entre Silvia Lado y la joven que apoyaba, al producirse en la sede de Cogami, permitía utilizar ordenadores y otros medios de la entidad para la labor. Era además una manera de que esa joven que apoyaba saliese de casa y empezase a superar las dificultades para relacionarse, indica; para ganar confianza y tener una vida con más independencia e integración social.

Juana y Olalla Esmorís resaltan asimismo la colaboración con el voluntariado de la Xunta, que les subvenciona este programa; y con el de la USC.