El bicho de la incertidumbre

Serafín Lorenzo A PIE DE OBRA

SANTIAGO

13 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Santiago se la juega en esta crisis. Probablemente, en mayor medida que cualquier otra urbe gallega. La que acostumbra a describirse desde fuera como una especie de campamento base del funcionariado siempre ha sido por encima de todo una ciudad universitaria. Una realidad que ha ido menguando a partir de la segregación que dio lugar a las universidades de A Coruña y Vigo, con el consiguiente recorte del censo de estudiantes, pero que sigue siendo el carburante que alimenta dos de los motores de la economía local: el hostelero y el inmobiliario. Y es ahí donde la situación creada por la pandemia del coronavirus mantiene las alarmas encendidas. No tanto en el turismo, porque estas nubes escamparán y los múltiples atractivos de Compostela todavía tienen mucho recorrido para ser rentabilizados, con y sin el aliciente añadido del año santo. Los riesgos son otros. El sorprendente debate sobre la continuidad de la enseñanza presencial ha disparado la angustia en el sector hostelero, que ve peligrar una clientela universitaria que, además, es la que mantiene engrasado el engranaje de una oferta cultural capaz de mirar a la cara a la de ciudades mucho mayores. Esas dudas pesan en la decisión de muchos negocios de mantener la persiana bajada, de momento solo temporalmente. Pero también serán determinantes para que acierten en su apuesta las decenas de propietarios de viviendas en alquiler que están renunciado a los suculentos ingresos que les prometía el mercado turístico para volver al fecundo campo del arrendamiento residencial. El covid pasará, pero cuidado con aventar el bicho de la incertidumbre.