David Ríos: «Muchas personas nunca habían pedido ayuda y no sabían adonde ir»

Margarita Mosteiro Miguel
marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

«Los ERTE descubrieron casos terribles de la economía familiar», afirma el presidente de la asociación de vecinos de Vista Alegre

07 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ahora que la pandemia empieza a aclarar el horizonte, David Ríos echa la vista atrás, y recuerda los momentos más duros de los primeros quince días. «Solo pensaba en proteger a nuestros vecinos mayores. Éramos solo tres personas, y nos encargamos de 25 casas. Vivían solos o con otros mayores, y sus hijos no podían desplazarse a Santiago», recuerda David. Su misión fue hacer las compras, ir a la farmacia por ellos, y sobre todo, «hacer una labor de información para que tuvieran cuidado y no salieran de casa». En las primeras semanas, la acción vecinal vino a suplir al Concello, que «recordaréis que el 010 no se activó hasta muchos días después. Además, la gente que nunca necesitó ayuda no sabe adonde ir y ni siquiera sabe si puede pedir algo», afirma.

Este vecino de Vista Alegre, presidente de la asociación del barrio, resta valor a su labor individual, porque «nos ayudaron muchos. La farmacia Pardo nos dio guantes y mascarillas; Toldos Gómez, pantallas; una pescadería de Rianxo nos dio pescado, mucha gente atendía mis peticiones. Las personas no saben cómo moverse en la Administración y, ahora con la renta mínima, ya les voy diciendo donde pedir cita y como hacerlo».

Durante los peores momentos, David extendió la red de ayuda vecinal fuera de Vista Alegre, e incluso fuera de los límites de Santiago. «Era una situación de emergencia. Un día nos pusimos en contacto con Protección Civil de Ferrol para que ayudaran a un señor que vive solo y cuya hija está en Canarias. No sabía qué hacer, y supo de nosotros, y llamó», comenta restando importancia a su trabajo altruista. Una mujer de Belvís «me dijo que tenía mucho dinero, pero que no le servía de nada, porque no encontraba quien le ayudara. Contactamos con Cruz Roja y le pusieron teleasistencia, se ocuparon de ella. Es un ejemplo de que la gente no sabe donde pedir auxilio», lamenta.

«El problema es que, cuando nunca se pidió para comer, porque los ingresos permiten llevar una vida normal, las personas están perdidas. No saben qué hacer». El cierre de todas las actividades descubrió la realidad de las economías familiares. «El ERTE se tarda en cobrar, pero hay personas que van tirando con trabajitos. Pintar una casa, cuidar a unos niños, hacer limpiezas en casa, y viven sin lujos, pero viven. Llega esto y se quedan sin nada. Tampoco tendrán ERTE», así describe el perfil de las 24 familias, 66 personas, que reciben alimentos que David y su equipo acercan a los hogares de Vista Alegre. «Cuando llegas y tienen aunque sea poco, te dicen que se lo lleves a otra familia».

Sobre la marcha, consiguió atraer a más voluntarios a su programa de auxilio. «Al principio éramos tres, después cinco, y al sumarse la comisión de fiestas somos 16». Durante estos meses, el presidente vecinal, que reconoce que durmió poco, no solo engordó la lista de ayudantes, sino que firmó un convenio con el Banco de Alimentos Capital de Galicia y con el Fogga para recibir los alimentos. Los nombres, número de miembros y edades están recogidos en un documento, al que tiene acceso un número reducido de personas de la asociación, los del Banco y los del Fogga. David y su equipo reparten a domicilio porque «no quiero colas de gente recogiendo comida. Hay que tener respeto, me da vergüenza la fila de personas esperando comida a la puerta de una iglesia u otros centros».

De todos los programas, se siente orgulloso del reparto de los ordenadores del local social. Fueron veinticinco equipos para que los escolares pudieran seguir sus clases. Ahora la Agencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia acaba de entregarles nueve portátiles, que se repartirán a los niños. En su plan para ayudar a los escolares se incluyó dejar en abierto la wifi del local social, para los que no tenían Internet en casa. Su labor siguió con apoyo escolar para los niños para hacer los deberes.