Victoria Domínguez: «La ubicación es muy apetecible y sé que el local ya tiene varios novios»

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

Varios elementos están protegidos por Patrimonio; y algunos de ellos son propiedad de los Domínguez

10 jun 2020 . Actualizado a las 00:26 h.

El cierre anunciado de la cafetería Derby deja a Santiago sin uno de sus cafés históricos, al menos por el momento. La propiedad del inmueble, que no coincide con los gestores del Derby, venía recibiendo una renta antigua (con algunas actualizaciones en los últimos años que aún estaban lejos del precio real de mercado). Ahora, con el cese de la actividad del negocio, podrán conseguir una renta mucho más elevada. Victoria Domínguez reconoce que «la ubicación del local es muy apetecible, y ya sé que tiene varios novios. No tendrán problemas para alquilar». Su única pena es que termine desapareciendo totalmente el café donde pasó gran parte de su vida, y que en su lugar se ubique un banco.

El nombre del Derby y su dominio en Internet están registrados por la familia Domínguez, por lo que mantenerlo en una futura reapertura solo sería posible si los nuevos inquilinos o la propiedad aceptasen pagar a los Domínguez por sus derechos. Mientras que este asunto tiene fácil solución, no tanto la cuestión de las reformas en el local, ya que varios elementos están protegidos por Patrimonio; y algunos de ellos son propiedad de los Domínguez. Las vidrieras, por ejemplo, según comenta Victoria, fueron encargadas y pagadas por su padre, Manuel Domínguez Nieto, y por tanto «son nuestras». Lo mismo ocurre con otros elementos de gran valor histórico. La familia recuerda con amargura las críticas de algunas personas por la falta de modernización de determinadas estancias del Derby, como los baños, pero fuentes cercanas aseguran que los dueños del inmueble impidieron renovarlos y esta «habría sido una excusa para romper el contrato de alquiler».

Victoria decidió cerrar definitivamente el Derby al mes del cierre temporal obligatorio por la pandemia, pero su familia hacía tiempo que intentaba que la mujer de 85 años pidiera la jubilación total. Los cinco trabajadores del local estuvieron ese tiempo en situación de ERTE, pero con el cese definitivo de la actividad, pasaron al paro. «Llevan toda la vida con nosotros, y están cerca de la jubilación, incluso podrían acogerse ya a ella. La menos antigua trabajaba desde hace 16 años aquí, pero tenía más tiempo de cotización», dice Mabel, una de las hijas de Victoria. Precisamente, una de las razones que llevó a Victoria a retrasar su jubilación era la personal: «Alguno empezó siendo un chaval, con mi padre, y siguió conmigo al fallecer él, en 1989».

Victoria llegó al Derby cuando en 1965 falleció su marido, Manuel Mougán Fariñas, y se encontró sola con tres hijos pequeños: Pablo, Mabel y Sara. Lejos de dejarse vencer por la situación, tomó las riendas de su vida y trabajó, junto a su padre, Manuel Domínguez, en el café.

«Trabajé mucho. En Calo teníamos una granja con vacas, caballos, y yo la atendía y también iba al café», recuerda. Corrían los años 60 cuando Victoria se examinó del carné de conducir y fue de las primeras mujeres de su época en ir a los mandos del volante por las calles de Santiago. «Me hacía falta para ir a Calo y volver», señala.

En el Derby, la cocina está en el sótano, «con todos los aparatos más modernos. Está muy bien equipada», destaca Victoria. Hasta el último día, las tartas, bizcochos y los helados que se vendían en su negocio eran elaborados artesanalmente por ella, a quien solo la crisis del coronavirus obligó a frenar en seco su actividad.

Ahora que llega el momento del merecido descanso, Victoria asegura que «no tengo nada especial que hacer, porque siempre hice lo que quise». En su recuerdo están los viajes a París, Londres y Viena -entre otros destinos- junto a su hijo.