«El reo es el príncipe del río»

Ignacio Javier Calvo Ríos
NASO CALVO SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

«Salta, pelea y en la lucha es menos noble que el salmón», señala Pepe Casal en el primer día de pesca

21 may 2020 . Actualizado a las 22:37 h.

Llegó al río perfectamente equipado. Muy puntual, como en él es costumbre. Lleva pescando desde los ocho años, en el río desde los diecinueve. Pepe Casal es un enamorado de la pesca y como buen deportista nunca se desanima. «Siempre vengo con ganas y con mucho optimismo», comenta antes de iniciar la faena. Incluso en un día como el de ayer, en el que de antemano sabe que va a ser casi imposible pescar un reo. Aunque la jornada se de mal, subraya que «también con los años aprendes a disfrutar de la naturaleza».

Nada más salir de casa, ya sabía que el de ayer «no sería un buen día para la pesca, pues está muy claro y tanto el reo como la trucha se engañan mejor al amanecer o al anochecer. Hoy el día está muy bonito para pasear y sacar fotos», aclara Casal, que también apunta que «hay días que ya sabes que son muy buenos para esto, cuando hay un viento del sur, el día es un poco lluvioso y hace calor». La cita fue en el coto de reo de Noia, a más de 30 kilómetros de Santiago, con «un paisaje espectacular», nos muestra el protagonista en esta primera jornada de pesca en Galicia.

Apareció con dos cañas de lujo y dispuesto a aprovechar bien el tiempo. «Es un día típico, porque no madrugué para poder hacer este reportaje. Pero quiero aprovechar bien la jornada. Por eso, la comida será algo que me llevará muy poco tiempo». Y en su mochila, Pepe Casal empezó a recorrer el río con dos latas de aceitunas, unas fresas y una botella pequeña de agua, bien fría. Serás todo el alimento que llevar a la boca hasta las nueve o nueve y media de la noche.

«A los pescadores nos gusta madrugar aunque es cierto que yo ahora me lo tomo con un poquito más de calma, pues con los años ya me llega con una mañana o una tarde. Antes, mi jornada en el Río era de siete de la mañana a nueve y media de la noche».

Dificultades

Comenzamos la ruta matinal con un sol de auténtico verano y con muchas dificultades. El confinamiento le hizo mucho daño al río y nos encontramos con varios contratiempos. «Este fin de semana vendremos diez socios a limpiar todos los caminos. Por ejemplo, estas escaleras casi ni se ven. Si dejas el río dos meses más así ya ni se verían. Y si pasan dos años, nadie sabría que existen. Por eso es muy importante el convenio que tenemos con Medio Ambiente para el cuidado de toda la zona», revela Casal.

Nos encontramos un árbol caído en el medio de nuestra caminata, dificultad que «deberá desaparecer en los próximos siete días», apunta Pepe Casal, quien conoce el río «como el salón de mi casa». Y nos avisa: «Si hay algún reo, estará en los sitios en los que voy a lanzar».

Pepe Casal estaba un poco enfadado porque se tardó en solucionar un conflicto que para él no tenía ni la más mínima duda: «El ministro de las mascarillas podría acercarse a este coto. Nos hemos encontrado con un solo pescador y seguramente a lo largo de la jornada no veremos a ninguno más. Unos vinieron de madrugada y otros lo harán por la tarde, porque es muy difícil que coincidamos todos. La pesca es una actividad con absoluta seguridad. Si hay un pescador, no se me ocurre lanzar a su lado. Ni ahora con el coronavirus ni nunca», denuncia.

Entrar en razón

Insiste en que «nos costó mucho que los gobernantes entrasen en razón. No tiene sentido que puedas tomarte una cerveza en una terraza con tus amigos y que no puedas venir a pescar al río. Hay más riesgo de contagio en el centro de Santiago o el paseo marítimo de A Coruña que aquí, en donde hay una garantía total. ¿Quién te va a contagiar si casi no hay gente pescando?».

Pepe Casal prefiere la pesca del reo: «Es un gran luchador, el príncipe del río. Un reo de tres kilos tira tanto o más que un salmón de cinco. Salta, pelea y es menos noble en la lucha que el salmón. Es muy difícil de engañar y muy difícil de sacar del río. Además, es un manjar exquisito, sería el número uno del ránking de mi restaurante», se atreve a decir.

Al mismo tiempo, lamenta que «no haya relevo generacional» en la pesca. En Galicia pasamos de 100.000 licencias a las 40 y pico mil del año pasado. «Los hábitos de la juventud cambiaron. Ahora están con las maquinitas y los ordenadores. Para los jóvenes no existe la naturaleza».

La pesca, «una gran actividad para ponerse en forma y seguir un buen régimen de adelgazamiento», no está en su mejor momento: «Bajó muchísimo esta actividad y son varios los motivos. Pero, sin duda, el más importante es que se pesca mucho menos ahora. Si hubiese las mismas truchas o reos de hace años, habría el mismo número de pescadores que en décadas pasadas», sentencia Casal, quien lamenta el furtivismo que ahora no se vigila.