Fallece Alfonso González, el limpiabotas que fascinó a Cela y pregonó las fiestas

r. martínez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOÁN A. SOLER

Compostela despide a un personaje de novela, un hombre locuaz cuando estaba en faena y con una habilidad especial para traer citas literarias en la conversación con sus clientes

28 abr 2020 . Actualizado a las 00:16 h.

Dejó helado a Antonio Resines cuando le recitó su papel en La Colmena. Antes había fascinado al propio Camilo José Cela mientras le daba lustre a sus zapatos, al igual que en el caso del actor, en el aeropuerto de Santiago. Porque esa fue la estación base durante muchos años de este especialista en Cela que hace ya algunos lustros, y a través de estas mismas páginas, se proclamaba feliz con su oficio. «No necesito nada más», decía entonces Alfonso González Puentes, el conocido limpiabotas compostelano que acabó trabando amistad con el Nobel padronés y que ayer decía adiós. La vida se le fue a este empedernido lector a los 84 años.

Las letras eran una pasión de la que no se le escapaban ni los clásicos, aunque su predilección por Cela y por la declamación del texto de La Colmena hicieron que su figura trascendiera de la noble relación con el betún y se colase incluso en las páginas de la novela Madera de boj, y hasta en el primer balcón de la ciudad. Desde allí ejerció de pregonero este «limpiabotas de orgullo y dignidad», como se definió ante los compostelanos que esperaban en el Obradoiro el arranque de las fiestas del Apóstol del 2011, las primeras y únicas que presidió Conde Roa, quien le dio la alternativa para ocupar el balcón desde el que la ciudad expone sus grandes celebraciones.

Las manos de Alfonso González se posaron sobre el calzado de muchos santiagueses y visitantes ilustres. No en vano, fueron décadas sacándole lustre desde que empezó en el oficio en un edificio siempre añorado en la ciudad, el de Castromil, uno de los espacios donde más se demandaba ese servicio en aquella Compostela costumbrista que prácticamente se desvaneció con su derribo. Ayer se fue también el último limpiabotas, un personaje de novela, un hombre locuaz cuando estaba en faena y con una habilidad especial para traer citas literarias en la conversación con sus clientes. Lo sabía bien Cela.