Antonio Pose: «Nos sorprende lo bien que resisten muchos mayores al coronavirus»

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

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XOAN A. SOLER

«Estamos en una línea muy favorable», destaca, tras las altas que se han dado en la última semana

05 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Muchas personas tienen el concepto de que salir de esta enfermedad es excepcional, y lo normal es que se salga, aún ingresando por ella. Va a haber miles de personas que la superen. Hay que pensar que va a ser así», afirma Antonio Pose, jefe de medicina interna del CHUS y director de la cátedra de cronicidad de la USC. Dice sentirse «bien, de momento. Asumo la primera línea de asistencia al coronavirus, con el jefe de neumología, Luís Valdés, por bajas de colegas».

-¿Cómo ve al colectivo de personas mayores ante la COVID-19?

-Preocupan más, como siempre, quienes padecen dolencias crónicas respiratorias, cardíacas, y demencias, que empeoran con esta infección. También la diabetes es muy relevante y se agrava. Y la hipertensión y otros factores de riesgo cardiovascular empeoran el pronóstico. Pero, a pesar de ser la mayoría de ingresos, y de muertes, estamos dando muchas altas a pacientes muy mayores. El miércoles se la dimos a una señora de 93 años y a otra de 89. La de 93 no fue para casa porque su cuidadora estaba enferma y la enviamos para HM Rosaleda. Nos sorprende lo bien que resisten y responden muchos mayores al coronavirus, incluso que no tienen la enfermedad severa, es como si tuviesen alguna resistencia, incluso genética. He hablado con Ángel Carracedo de esto, pues sería interesante identificar e investigar por qué realmente hacen esta respuesta tan buena. También con Anxo Ferreiro, de la farmacia, valoramos el posible uso del etanol inhalado en esta situación.

-¿Por qué se enfatizan tanto las «patologías previas»?

-Es normal en las infecciones. Cuando hay patologías previas el pronóstico es peor. Pero en medio de todo también vemos alguna persona mayor, con muchas enfermedades crónicas, insisto, que pasa una enfermedad de coronavirus bastante leve. Aprendemos de esto. Ingresamos los casos complicados, las neumonías graves, y eso ocurre más en las personas mayores y crónicas. También hay personas de edades medias en las que se complica, aun sin dolencias crónicas, pero estas personas aguantan más y suelen salir adelante. En los mayores es más difícil.

-¿Cómo resulta el trabajo asistencial en Santiago? ¿Hay medios?

-De momento tenemos de todo. Escasean mascarillas y equipos de protección individual (EPI). Desde la gerencia se nos anunció que van a llegar más.

-¿Cómo funciona la colaboración con neumología y otras especialidades?

--Medicina interna y neumología estamos en primera línea desde el principio. Creo que fue importante montar una unidad mixta desde el inicio. Las demás especialidades nos aportan especialistas, que forman equipo con nosotros en la primera línea contra el COVID-19, y para otras tareas. Eso permite que nuestros especialistas, más habituados a tratar con los pacientes de mayor riesgo, dosifiquen el esfuerzo y que otras especialidades adquieran experiencia. Estamos en una línea muy favorable. El jueves dimos 19 altas solo de pacientes de COVID-19, y el miércoles, 17. Empezamos ya a mover a estos pacientes. Aunque no van totalmente curados, se van para estar convalecientes en casa, aislados, y se supone que van a curar. Si pudiéramos dar tantas altas todos los días podríamos soportar casi 20 ingresos diarios sin incrementar apenas la ocupación. Eso permitiría disponer siempre de camas suficientes..

-¿Necesitan muchas medidas especiales los ingresos de coronavirus?

-Cuando el paciente es sospechoso y no está diagnosticado lo tenemos aislado. Extremamos las precauciones y, tras asistirlo, tenemos que cambiar todo el equipo. Cuando están infectados se pueden juntar pacientes, los hay en habitaciones de dos y no hace falta cambiarse continuamente, porque el virus es el mismo.

«Es terrible saber que puedes morir y no poder estar con los familiares que más quieres»

Medicina interna trasladó a pacientes ingresados en el Gil Casares para Conxo, donde prevé atender a entre 80 y 100 pacientes el fin de semana de enfermedades diferentes al coronavirus. «Disminuimos la actividad del hospital de día y el apoyo a atención primaria, aunque priorizamos y orientamos la atención para tratar de evitar urgencias», explica Antonio Pose.

-¿Cuántas camas podrán utilizarse para coronavirus en Santiago?

-Creo que podremos aguantar hasta 400 en el Clínico. Con 72 en el Gil Casares, 100 más en los hospitales concertados, e incluso Conxo, podríamos llegar hasta casi 700 camas. Eso es mucho. Nos da un margen muy amplio. Lo que pasa es que no son solo camas: hay que disponer de médicos, enfermería, auxiliares y demás personal, todo es muy importante.

-Y 80 en la residencia de Porta do Camiño. ¿No?

-Pero esas no son solo para el área sanitaria. Son para mayores positivos de las provincias de A Coruña y Lugo, aunque hay personal del CHUS que las atiende.

-¿Cómo se informa a las familias sobre los pacientes?

-Las visitas están restringidas, por falta de equipos de protección, necesarios para el personal sanitario. Se facilitan tabletas para que los pacientes comuniquen con las familias. Y procuramos informar por teléfono a algún familiar todos los días, después de pasar visita. Para los pacientes COVID es terrible saber que puedes morir y no puedes estar con los familiares que más quieres. La situación es muy dura.

-¿Qué se aprenderá de esto?

-Estoy aprendiendo bastante de la gente, de las relaciones y del apoyo de las personas desde fuera. Y noto mucho apoyo a nuestra profesión. Hay una buena sanidad pública, pero también un gran apoyo de la privada.