Pablo Portabales: «Me crie con filloas de leche y ahora soy fan de las de caldo»

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

MARCOS MÍGUEZ

«Es increíble que con tan pocos ingredientes, las filloas siempre son distintas», dice el pregonero de la cita gastronómica de Boqueixón

02 mar 2020 . Actualizado a las 09:55 h.

La comisión organizadora de la Festa da Filloa de Lestedo ha elegido como pregonero a un profesional que tiene en la palabra su herramienta de trabajo y sabe de lo que habla en cuanto a filloas se refiere, ya que Pablo Portabales, periodista de Radio Voz, conduce el programa Voces de A Coruña, que organiza un histórico concurso de filloas.

-¿Cómo surgió la invitación para poner voz también a la filloa de Lestedo?

-En Radio Voz, desde hace 35 años, que justo se cumplen ahora, organizamos un concurso de filloas, que es el más veterano de A Coruña. Está muy asentado, con gente de mucho nivel, un jurado de cocineros y colaboradores de la radio que se encargan de juzgar las mejores filloas. Este año hubo casi 200 participantes en tres modalidades: de caldo, de leche y filloa rellena. Se premia la mejor de cada categoría y se da otro premio a la originalidad. Después del concurso, todas se envían a la Cocina Económica, para que también sea una cita solidaria. No es una fiesta como la de Lestedo pero la filloa sí es la protagonista. Somos casi coetáneos de la fiesta de Boqueixón.

-¿Cómo recibió la propuesta para ser el pregonero de un producto que tanto conoce?

-Llevo toda la vida oyendo hablar de la Festa da Filloa de Lestedo. Me hace muchísima ilusión El año pasado, Ovidio Rodeiro vino de jurado al concurso e invitó a las personas que ganaron a la fiesta de Lestedo. Y cuando este año me llamaron para pedirme que fuera su pregonero no pude hacer más que dar las gracias porque estoy encantado. Espero estar a la altura, porque es una fiesta con pregoneros muy ilustres.

-La filloa está muy presente en las cocinas de Galicia. ¿A qué cree que se debe?

-Todo el mundo tiene en la memoria las filloas de su casa, que siempre se recuerdan como las mejores porque las tiene idealizadas y a mí eso me parece fantástico. También me resulta increíble y muy bonito toda la variedad que hay en torno a la filloa, porque, con algo con tan pocos ingredientes, siempre son distintas y siempre hay una que está riquísima.

-¿Y qué le dice su memoria?

-Tengo un recuerdo muy bueno y otro que no lo es tanto. Mi abuela hacía unas filloas muy ricas, eran de leche. Mi madre, que ahora ya no las prepara, también las hacía y a mí me encantaban con bastante azúcar. Recuerdo aquella montaña de filloas sobre la mesa y ahora me doy cuenta del trabajo que pasaba. Porque cuando eras niño y jugabas en el patio o al fútbol, cuando te llamaban para comer simplemente te sentabas a la mesa y no te planteabas todo el esfuerzo que había en una montaña de filloas que se elevaba sobre la mesa y que hoy se venden a un euro, por lo que aquello era toda una fortuna. Años después, en un restaurante me ofrecieron filloas. Aquellas eran de caldo y he de decir que, de primera impresión, no me gustaron nada. No entendía que no fuesen filloas dulces Pero con el paso del tiempo cambié de opinión y hoy puedo decir que me crie con filloas de leche pero viví un proceso evolutivo y ahora soy fan de las de caldo.

-¿Y cómo ve el futuro de fiestas como la de Lestedo?

-Que existan estas fiestas es una gran noticia porque son un punto de encuentro. Muchas veces la comida es una excusa. Tienen esa parte de recordar momentos vividos. Yo creo que mientras haya comida habrá fiestas, pero cuesta mucho organizarlas. Celebraciones como esta solo se pueden mantener con trabajo voluntario.