Un fármaco reduce el peso y la grasa corporal en animales obesos sin que dejen de comer

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

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XOÁN A. SOLER

El avance lo consiguieron investigadores del Clínico y de la USC

22 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El uso de linaclotide, un fármaco que se utiliza para tratar el síndrome del intestino irritable, ha conseguido reducir el peso y la grasa corporal en roedores obesos, sin que dejasen de comer. Este avance, que abre expectativas de cara a la posibilidad de tratar la obesidad en personas, lo han conseguido dos grupos de investigación del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS): el de Fisiopatología endocrina, dirigido por Luísa María Seoane en el Hospital Clínico; y el de Metabolismo Molecular, que dirige Rubén Nogueiras en el Centro de Investigación en Medicina de la USC (Cimus). Ambos pertenecen asimismo al Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberOBN), centro de investigación de referencia estatal, que dirige Carlos Diéguez, también director del Cimus, desde Santiago. Los resultados de este estudio se publicaron en la revista Neuroendocrinology.

«La investigación se hizo con ratones obesos. La reducción fue muy importante en el peso corporal con respecto al inicio del tratamiento; y hubo una reducción importante del porcentaje de grasa corporal, que es lo que se ve realmente reducido. Además, los roedores no han dejado de comer, la cantidad de comida que consumían no resultó afectada», explica Luisa María Seoane, investigadora principal.

De cara a que este avance pueda aplicarse para tratar la obesidad en personas «hay que hacer los estudios oportunos, pero el punto de partida es importante. Hasta ahora el beneficio en humanos no está demostrada, habrá que investigar ademas si es seguro y si se confirman en personas los buenos resultados obtenidos con roedores. Por supuesto, que a nadie se le ocurra probar por su cuenta», agrega.

Uso diferente del fármaco

Seoane había conseguido un resultado muy interesante hace años, en un estudio con la uroguanilina, una sustancia producida de forma natural por el organismo, «pero la administración se hacía de forma central en el cerebro de animales, eso con humanos sería impensable. Mientras que el linaclotide se administra por vía oral y activa los mismos mecanismos cerebrales que hacía la uroguanilina», explica.

El linaclotide se emplea para tratar el estreñimiento en personas: «se utiliza en episodios agudos. La idea es hacer una primera revisión de pacientes tratados con este fármaco y ver si hay alguna evidencia de que puedan perder peso. Y en el futuro lo ideal sería hacer un tratamiento a largo plazo o un ensayo clínico.. Si todo va bien, la aplicación del fármaco, al ser ya conocido, sería más fácil y económico que si fuese un fármaco nuevo y hubiese que empezar de cero. Es lo que se llama reposicionamiento de un fármaco», sostiene.

El linaclotide se usa para tratar el síndrome de intestino irritable, que afecta al intestino grueso. Hasta ahora su consumo nunca se había relacionado con la pérdida de peso.

 El medicamento solo se probó hasta ahora para la obesidad en ratas, y sus efectos aún no se comprobaron en pacientes. Si se confirma en humanos implicaría que el fármaco tendrá un segundo uso diferente al actual, ampliando sus posibilidades terapéuticas al campo de la obesidad y a sus enfermedades asociadas.