José Manuel Touriño: «Mi hermana será la última de la saga en la peluquería»

Por Olalla Sánchez

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

El conocido como el peluquero de los presidentes, retirado hace cinco años, habla sobre el pasado y el futuro del negocio abierto en 1923 en la calle de A Senra. Recuerda también las últimas anécdotas vividas en ella: «Fraga preguntó en la peluquería por una foto de las Marías; nunca las conoció»

20 ene 2020 . Actualizado a las 08:44 h.

«Con ganas de disfrutar de la vida sin horario ni calendario». Así de jovial se muestra, y aparenta, a sus 70 años José Manuel Touriño, el peluquero (retirado hace cinco años) que saneó cabelleras ilustres, como la de Fraga, Touriño o Albor, clientes de renombre de los que guarda en un álbum dedicatorias y recortes pero sobre los que insiste en no diferenciar. «De puertas para dentro todo el mundo es igual», reivindica ya de inicio el compostelano durante una charla para la que regresa a su emblemática peluquería, «la más antigua de Santiago», abierta por su abuelo en la calle de A Senra en 1923.

Desde su jubilación está al mando de Touriño peluqueros su hermana -«y ahijada»-Patricia, quien «va a ser la última de la saga en la peluquería». «Yo no tengo hijos y no tengo sobrinos que se dediquen a ello», explica, atajando también los rumores extendidos por las redes sociales sobre un inminente cierre. «Mientras mi hermana siga como peluquera el negocio no lo cierro, ni lo vendo. Otra cosa es el local», defiende antes de enlazar con uno de los temas ante los que se pone más serio. «Por desgracia están cerrando muchos comercios tradicionales, algo que no se debería haber tocado. Santiago perdió su personalidad; el comercio es todo igual», se queja con amargura, contraponiendo a esa tendencia la actual vuelta a todo lo de antes. Pone el ejemplo del alza de la venta a granel y regresa de inmediato a la peluquería. «Las modas giran pero la peluquería tradicional siempre ha estado ahí. Tengo un libro de principios del siglo XX escrito por un barbero de la casa real que ya explicaba cómo se tienen que cortar las barbas. Todo vuelve. Patricia está haciendo la peluquería que hacía mi abuelo», razona tratando de explicar el resugir de la barbería clásica. «Creo que el auge se debe a que el hombre con barba se ve más identificado con estos establecimientos que con los unisex aunque ello no quiere decir que sean peluquerías solo de hombres», algo que en su caso comprobamos. Durante la conversación entran sobre todo mujeres. «Hay muchas fieles», confirma.

Peluquero de presidentes

Su nostalgia crece a medida que le obligamos a echar la vista atrás. «Echo de menos a mis clientes. Yo siempre tuve miedo al apellido, a dejarlo en mala situación al haber sido mi padre y mi abuelo peluqueros muy conocidos. Gracias a mi trabajo y a su apoyo también me fui haciendo mi nombre. Me hice a mí mismo», reivindica el que fue el único alumno varón cuando estudió peluquería en Maestría, en San Clemente.

No niega la proyección mediática que supuso ser conocido como el peluquero de los presidentes, salvo del actual. «Feijoo nunca vino», reafirma. De todos es de Fraga de quien guarda más anécdotas. «Imponía. Cuando entraba en la peluquería todos se callaban», rememora, antes de señalar a la pared y recordar cómo en una ocasión, y ya tras perder la Xunta, el expresidente le preguntó por una foto de As Marías que aún está colgada en el local. «Quería saber si eran ellas, nunca las conoció, algo que me extrañó al haber estudiado aquí. Solo me dijo: “Yo vine a Santiago a estudiar”». Junto a esa imagen se sitúa en la peluquería otro recuerdo del fallecido mandatario, una entrevista que le envió desde Madrid, ya en su última etapa. «Me subrayó una frase mía, la de que tenía un lado izquierdo muy difícil para cortar», recuerda con chispa.

«Fraga preguntó en la peluquería por una foto de las Marías; nunca las conoció»

Una sonrisa que no pierde al recordar lo más extraño que les pidieron como «peinar a un muñeco de una tarta para una primera comunión o hacer un cambio de look a un hombre que estaba calvo».

José Manuel Touriño y a su hermana posan en el 2001 en la peluquería con el muñeco de una tarta de una primera comunión que tuvieron que peinar. «Fue lo más extraño que nos pidieron»
José Manuel Touriño y a su hermana posan en el 2001 en la peluquería con el muñeco de una tarta de una primera comunión que tuvieron que peinar. «Fue lo más extraño que nos pidieron»

Para el final reservamos la actual etapa de retiro, que aprovecha para viajar, leer y disfrutar junto a su mujer. «Estamos juntos desde los 15. Llevamos 44 años casados. Toda una vida», subraya con emoción quien durante sus paseos por Santiago no duda en visitar la peluquería: «Creo que si algo bueno hice es que mis clientes son amigos».