«Me llamaron para dar las gracias»

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

Manuel Lamas, el lotero de la plaza de la Inmaculada, vendió 37 décimos de uno de los quintos premios de la lotería de Navidad

25 dic 2019 . Actualizado a las 12:24 h.

«Estamos abonados aos quintos e nós queremos dar o primeiro!». Así se lamentaba Marta Camba, del bar Polígono, tras conocer que en su establecimiento se habían vendido tres décimos de un quinto premio del sorteo de la lotería del domingo 22. Marta lo decía porque hace dos años, y tres también, repartieron más boletos premiados con quintos premios. Pero no fueron ellos los únicos. En la administración de Porta Faxeira, José Luis Tojo también vendió un quinto, y en años anteriores vendió primeros, segundos, cuartos... y quintos. Le falta el tercero. O sea, que no es el bar Polígono el que está abonado al quinto; es todo Santiago, que de los 300.000 euros que ganó en el sorteo más importante del año, 250.000 se los debe a números premiados en esa posición.

Ese premio de consolación que le tocó este año a la ciudad se debe, sobre todo, a la combinación 66212, y más que a nadie, a Manuel Lamas, el lotero de plaza de la Inmaculada que vendió en ventanilla 37 décimos de ese número agraciada con uno de los quintos premios; o sea, que él solo repartió 222.000 euros. Los demás se vendieron en Concheiros, en Porta Faxeira y en el Polígono do Tambre, además de un tercero en O Castiñeiriño.

El lotero de la plaza de la Inmaculada no lo supo hasta bien entrada la mañana. «Estaba muy mal tiempo y no abrí hasta tarde», aseguraba ayer mientras despachaba más décimos a clientes de siempre y a otros atraídos por el premio. A la vez que vendía billetes, recibía la llamada agradecida de los agraciados. «Llamó una señora que dijo que se había llevado tres décimos; para ella, para su marido y para su hijo; pero no sé de dónde era».

De hecho, los que el domingo brindaron gracias a los boletos comprados en la administración de la plaza de la Inmaculada pueden ser tanto vecinos de la ciudad como turistas, porque entre los clientes de Manuel Lamas hay residentes del casco histórico de todo la vida, pero también peregrinos que prueban suerte tras ganar la compostela. «Aunque este año hemos notado un bajón por las obras de la Catedral -admite-. Tanto nosotros como los comercios de la zona». Ahora espera sacar beneficio de este golpe de suerte y aumentar las ventas para Reyes en una administración de la que todavía pende un letrero con el número ganador que vendió en el sorteo del año pasado. Fue el 02308, agraciado, como no podía ser de otra manera, con un quinto premio.