Carmen Arzúa nota «cierta tristeza en el ambiente, y las luces tampoco ayudan»
05 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Sin llegar a los niveles de la decoración navideña de las viviendas y empresas de los norteamericanos, a los compostelanos también les gusta poner «algunos detalles para empaparse del espíritu navideño». «Para gustos hay colores, pero la combinación del rosa y el granate es una de las que más gusta. El clásico es el rojo, y los dorados y plateados son muy elegantes», explica Carmen Arzúa, que pese al apellido no es de la localidad arzuana, sino de Barro. Las coronas de Adviento, «con flores secas, piñas y velas gustan mucho para el interior de casa o para poner un detalle en el comercio». Los detalles para la puerta, jarrones con bolas y árboles están entre las preferencias, y «no llegamos a los niveles de las casas de los americanos que se ven en las películas, pero todos ponen algo. Las casas donde ya no hay niños se decoran menos, pero hace unos días vino una abuela y nos decía que tenía que adornar, por sus nietos». Carmen tiene pendiente una visita a la familia de Ordes que «tira la casa por la ventana para decorar; me gustaría ir a verla, creo que es un espectáculo». La florista considera que, por su experiencia, los compostelanos prefieren el árbol al belén, y «los artificiales a los naturales; ahora somos más sensibles a la protección de la naturaleza, y hay auténticas maravillas de árboles artificiales; además, cuando acaba la Navidad se recoge y no hay que pensar en qué hacer con el árbol». Sus primeros trabajos florales datan de hace algo más de 35 años, cuando empezó a encargarse de la decoración de algunos escaparates del comercio compostelano desde la floristería Lilas, que abrió en un pequeño local del mercado del Ensanche, y unos años después pasó a la rúa Santiago de Chile. Carmen comienza la decoración de su local «después del Pilar, y en un par de semanas queda listo». La decoradora reconoce que «últimamente se nota cierta tristeza en el ambiente, no parece Navidad; las luces tampoco ayudan, son tristes. Antes los comerciantes se implicaban más, y sus escaparates llamaban la atención». Era la época en la que Acotes convocaba un concurso de escaparates y «entre los comerciantes había cierta rivalidad sana para ganar el premio». Carmen dice sentir «cierta envidia de Vigo, la gente va a ver las luces a propósito, y eso anima las ventas, pero aquí el alumbrado es muy pobre».
Ghaleb y el San Clemente
El empresario palestino, Ghaleb Jaber, volvió al restaurante San Clemente, donde trabajó en sus inicios como estudiante de Medicina y recién llegado a Santiago, allá por los setenta. Durante una comida de amigos, entre los que estaba Rogelio Villar -director de Esproagro-, tuvo ocasión de rememorar sus viejos tiempos juveniles y hacer partícipe de aquella experiencia al actual propietario del tradicional establecimiento, Miguel Ángel Diéguez, cuya familia se lo había adquirido a principios de los ochenta al recordado Ángel Prado. La refección fue servida, con gran hospitalidad, por el jefe de comedor -Gerardo Arnoso- y la camarera Denny Brito. El contraste de los tiempos pretéritos y actuales fue objeto de amena conversación.
Tradiciones y desafíos
Begoña Vázquez y Carmen Sosa, docentes del IES Pontepedriña, acompañaron a un grupo de 13 estudiantes del ciclo superior de Comercio del centro a Weinhein (Alemania), para el primero de los cuatro encuentros previstos de un intercambio de buenas prácticas financiado por el proyecto europeo Erasmus+. El centro compostelano, y el Johann-Philipp-Reis Schule Weinhein promueven el proyecto Tradicións e desafíos económicos de dúas rexións europeas: Baden-Württemberg e Galicia, con objetivos curriculares. En Alemania visitaron empresas como la química BASF, la tecnológica SAP, la propiedad vinícola Teutsh, instituciones, y conocieron en Heidelberg la universidad alemana más antigua. El IES Pontepedriña pretende organizar una sección bilingüe en inglés en Formación Profesional para fomentar más intercambios, avanza Javier Dapena, su director.
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