Betão, el pívot más grande del Santiago, cuelga las botas

SANTIAGO

Cedida

En Sar elevó sus prestaciones defensivas y se convirtió en uno de los mejores del mundo

27 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En septiembre Betão cumplió 41 años y esta semana ha anunciado el fin de su etapa como jugador de fútbol sala en activo. Su último destino ha sido el Citta de Sestu italiano, en una temporada difícil a nivel personal después de que el pasado mes de agosto falleciese, asesinado a tiros a la salida de un local, su hermano Douglas.

El pívot internacional brasileño quedará para siempre como uno de los mejores pívots del mundo y, por supuesto, del Santiago Futsal, entonces Lobelle.

Goles en el recuerdo

Fueron muchos los goles que marcó con la camiseta compostelana pero probablemente hay dos que están tatuados en la memoria de los aficionados, de esos que se pueden recitar sin necesidad de revisar las imágenes. Uno tuvo, además, el valor añadido de un título, la Recopa conquistada en un Sar abarrotado ante el Benfica. Él mismo lo definió como «o gol do calcañal», de tacón, en la prórroga. El otro tanto remite a un partido de Liga ante el Benicarló. Regateó a su par y al portero con dos maniobras imprevisibles, pisando el balón hacia la línea de fondo, por donde apenas había espacio.

Esa era su gran calidad. Nadie combinaba habilidad y fuerza como él. Parecía un tractor pero se movía como un colibrí. Y todo lo hacía con una sonrisa.

Así eran las entrevistas o las conversaciones con él, con respuestas cortas y precisas que quedan tan grabadas como sus goles. A la pregunta «¿qué fue lo primero que aprendió usted con Venancio López?», contestó: «Non defendes, non xogas». En Granada, a toro pasado, cuando ya militaba en el Inter Movistar y después de apear al Lobelle en uno de los cruces de la Copa, este periodista le comentó: «Betão, vaya penalti pasaron por alto los árbitros». No hubo que recordarle la jugada. Y respondió de inmediato en dos tiempos. Primero con una pregunta y luego con una puntilla: «¿Pitou? Non. Non pitou, non é».

Betão también es de los jugadores que puede presumir de haber mantenido su palabra. La primera vez que renovó con el Lobelle lo hizo verbalmente y antes de firmar el contrato el Inter intentó ficharlo. Instó al club madrileño a que hablase con el compostelano. Y ahí se quedó la tentativa. Después acabó recalando en la llamada máquina verde, pero previo abono de un traspaso.

En uno de sus últimos partidos en Italia tuvo la oportunidad de enfrentarse a otro de los emblemas del Santiago Futsal, Alemao, que a sus 43 años sigue impartiendo magisterio sobre el parqué. Su visión de juego y su capacidad para trazar líneas de pase combinada con la facilidad de Betão para resolver ante la portería contraria, con un fogonazo o con una sutileza, marcaron una época dorada en Sar.