Los compostelanos denuncian al año más de 400 fiestas en pisos

r. m. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

La actividad lleva parejas sanciones que se están tramitando con multas de 200 euros

25 nov 2019 . Actualizado a las 10:52 h.

Poner coto al ruido nocturno que genera la movida es uno de los debates sempiternos en Compostela. La cuestión es compleja, porque se trata de conciliar el derecho al descanso de los ciudadanos con una actividad de ocio tan vinculada con la tradición universitaria de Santiago, aunque no son solo los estudiantes los que disfrutan la noche local.

El problema suele estar en la calle, en las horas de entrada y salida de los establecimientos, donde el rebumbio que genera el trasiego de jóvenes traspasa las paredes de los hogares más próximos. Alfredo Brañas y la zona de Santiago de Guayaquil, por las discotecas, son las que en mayor medida sufren esas concentraciones, pero hay otra modalidad, de afectación más puntual y limitada, y también más dispersa tanto geográficamente como en el calendario: las fiestas en pisos.

Más de cuatrocientas denuncias movilizan al año a la Policía Local para acallar el ruido nocturno en viviendas. Salvo que los agentes se encuentren en sus rondas con un alboroto excesivo en algún inmueble y actúen directamente, los expedientes que se acaban abriendo son en su totalidad por requerimiento vecinal. En el 2014 se rozaron las quinientas quejas: 489. Desde entonces se ha percibido un ligero descenso, aunque sin bajar de las 418 que se tramitaron en el 2018.

El último recuento del 2019, hasta hace apenas unas semanas, hablaba de 204, la mitad que el año pasado. Pero los picos en este tipo de concentraciones van ligadas al inicio del curso y a los momentos de asueto que les permite el calendario académico, al menos en el caso de aquellos más disciplinados en el estudio. Y de momento, falta la despedida del período previo a Navidad.

Además, en la cuantificación de los expedientes de este año hay que tener en cuenta el efecto que habrá tenido el conflicto laboral que la Policía Local abrió a finales del 2018 con el gobierno de Compostela Aberta (CA) y que redujo notablemente la presencia policial en la calle durante este año.

Sanción leve

Pero las fiestas en pisos no salen gratis. Todos aquellos casos en los que se verifican las denuncias vecinales acaban con la apertura de expediente y la imposición de sanción, entre las estimadas leves. En este caso, de doscientos euros, y directamente aplicable sobre el o los inquilinos del piso. El 54 % de esos expedientes ya fueron resueltos y con la sanción cobrada o se trata de denuncias que no fueron recurridas y que por tanto están pendientes de ingreso.

Los restantes están en la fase de inicio de tramitación o se trata de expedientes con alegaciones, recurridos o con estimación de alegaciones. Aunque hay más casuísticas que pueden llevar a la apertura de expedientes por ruidos nocturnos en viviendas, son las fiestas en pisos las que de forma mayoritaria alimentan esos listados.

El control de la movida, prioritario cuando se recupere la normalidad en la Policía Local 

x. m.

El nuevo gobierno local del PSdeG-PSOE, nada más entrar en Raxoi, se puso a trabajar en tratar de cerrar el conflicto laboral en la Policía Local, que heredó de Compostela Aberta y que dura ya año y medio. En este tiempo, problemas ya casi olvidados se han desmadrado. La movida nocturna y el botellón han vuelto a convertirse en una gran preocupación ciudadana, pero resulta muy difícil poder atajarla mientras los agentes municipales sigan negándose a hacer horas extra, lo que merma la capacidad operativa de un cuerpo que está bajo mínimos, con menos de 115 efectivos cuando debería de contar con al menos 173.

Los socialistas han conseguido acercar posturas con el Sindicato Profesional de Policías Municipales de España (SPPME), mayoritario en la policía compostelana, y la intención de ambas partes es llegar a un acuerdo inmediato. Cuando se produzca, el concejal de Seguridade Cidadá, Gonzalo Muíños, dará orden de dedicar más efectivos al turno de noche de los jueves, viernes y fines de semana para controlar el horario de cierre de los locales, así como los excesos de aforo, las fiestas en pisos, el botellón o desmanes como los que son habituales en Alfredo Brañas con cientos de jóvenes bebiendo y armando follón en la calle de madrugada.

El plan que se quiere implementar pasa por organizar patrullas conjuntas con la Policía Nacional, que ha aumentado sus efectivos nocturnos ante la falta de medios en el cuerpo local, que contarían tanto con agentes uniformados como de paisano.