El elevado coste obliga a graduar el mantenimiento de los parques de Santiago

m.o. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

Con el nuevo contrato, el gasto total se acercará ya a los cuatro millones de euros

11 nov 2019 . Actualizado a las 01:25 h.

Santiago ha de afrontar un nuevo contrato para el mantenimiento de los parques infantiles antes del verano del próximo año. El actual, concertado por cuatro años, está concluyendo ya los dos de prórroga posibles. Y eso supone muchos números para encajar el cuidado de más de tres millones de metros cuadrados en una ciudad de cien mil habitantes que tiene a gala precisamente disponer de una de las ratios más altas de metros cuadrados por habitante en España y superar ampliamente la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (entre 10 y 15).

Solo con la superficie municipal, esa ratio roza los 25 metros cuadrados, y se duplica si se añaden los espacios de la Xunta en la Cidade da Cultura, el Monte do Gozo, el Pedroso y los de la Universidade, apuntaba el alcalde hace unos días para advertir que debe imponerse un cambio de filosofía en la atención a ese patrimonio. Con servicios tan básicos también pendientes de renovación inmediata, como el del transporte urbano y el de limpieza viaria y recogida de residuos, que generarán más gastos indispensables, el Concello quiere contener el de parques.

El mantenimiento de los espacios verdes le cuesta actualmente a los ciudadanos en torno a los 3,7 millones de euros anuales, en tres contratos distintos. Dos son para atender a través de empresas de economía social los parques de Salgueiriños y Brandía, pero el grueso se concentra en la concesión que tiene Cespa: en torno a los 3,3 millones de euros, con IVA incluido. La cifra no bajará con la nueva licitación, sobre todo cuando hay nuevos espacios que sumar al contrato. Aunque sin sobrepasar mucho el coste que la Administración local tiene que asumir ya para mantener la red de parques urbanos, sí subirá, acercándose más a los cuatro millones en total.

Eso implica ajustes. Y, si no pasan por el gasto, han de pasar por el nivel de atención, que se graduará en función del tipo de espacio, tirando a un tratamiento más extensivo, menos intervencionista con la naturaleza, una línea que ya fue introduciendo Compostela Aberta. «Hai razóns económicas, pero por outro lado tamén é lóxico», defiende Xosé Sánchez Bugallo, que en determinadas zonas se intervenga lo menos posible. Con una amplia red de parques urbanos que se extiende desde el Pedroso a Fontiñas y Pontepedriña y el impulso del último mandato a los paseos vinculados con los cauces fluviales, las necesidades de mantenimiento crecen y habrá que ponderar en determinados espacios el nivel de «domesticación» que ha imperado hasta ahora: «Teremos que elaborar un programa de parques nos que unha parte non pequena terá por obxectivo o respecto á natureza».

En esas zona no dejará de haber mantenimiento, pero será más espaciado. «Haberá desbroces, pero o obxectivo non vai ser un tratamento de xardín». Según el regidor, cada vez hay que ir a un tratamiento más extensivo, con niveles diferenciados de atención según las zonas. Ya los hay con el actual contrato. Pero ahora parece imponerse una revisión que refuerce esa línea: «Non todo pode ser tipo xardín porque iriamos a cifras inasumibles e, ademais, non é o correcto». Se trata de mantener las zonas verdes en las condiciones «que razoablemente poidamos mantelas», pero con esas dimensiones «non podemos pensar que todo van ser xardíns urbanos», advierte el alcalde, para quien se impone un cambio de filosofía y empezar a asumir más el concepto de parque, entendiendo por tal aquel donde se mantiene la atención, pero con menor intervención sobre el espacio natural.

Los polígonos de Sionlla y Costa Vella, entre otras zonas, añadirán 300.000 metros

La incidencia de esa nueva política se percibirá en menor medida en los parques urbanos, «donde seguirá el mantenimiento habitual», afirma la concejala de Parques e Xardíns, Mila Castro. Será más visible en espacios como los del Pedroso, donde por sus propias condiciones, extensión y filosofía de mantenimiento, la Selva Negra ya nunca recibió el mismo tratamiento que la Granxa do Xesto. Pero también en aquellos que se incorporarán al nuevo contrato. Porque la nueva concesionaria tendrá que asumir más de 300.000 metros cuadrados a mayores por las zonas, básicamente de los polígonos de A Sionlla y Costa Vella que no están acondicionadas. Raxoi pretende mejorar su presencia y las de aquellas parcelas municipales urbanizables próximas a parques urbanos que ahora mismo no están atendidas, para que no desluzcan. Y estas serán de esas en las que el mantenimiento será más espaciado y atendiendo básicamente a desbroces. «Terán un mantemento anual, pero dende logo non van ter un tratamento como un parque como o do Restollal», dice Castro.