Las setas, un regalo del monte que Compostela no aprovecha como debiera

SANTIAGO

Ana Garcia

El suelo del área de Santiago, como el de casi toda Galicia, es bueno para este producto

28 oct 2019 . Actualizado a las 09:19 h.

Contaba Alejandro Mínguez antes de los primeros aguaceros del otoño que «el verano ha sido bueno», que en la presente estación «arrancó tarde la lluvia», pero «si la temperatura se mantiene y empieza a llover, será buena». Hablaba de la campaña de recogida de setas, que, en vista de los grados que mantiene el termómetro y del agua con la que se despide octubre, será provechosa, tal y como apunta este divulgador micológico, de extenso currículo en un campo en el que echa en falta más formación. Con la proliferación de estos hongos que requieren una humedad alta y temperaturas suaves para que broten en cantidad y en calidad se despierta una afición que la naturaleza permite cultivar durante los próximos dos meses, aproximadamente - «hasta las primeras heladas», apunta Mínguez- y que atrae al monte a numerosas personas ávidas de recolectar setas para el autoconsumo o para la venta. Y en el área de influencia de Santiago «se dan las condiciones óptimas para su desarrollo. La composición de suelo -explica el divulgador micológico de Ourense- es, salvo en la costa, muy parecida en toda Galicia», que es un territorio «rico», apunta, en numerosas especies de hongos.

Su recogida, tanto para aficionados como para quienes comercializan el producto está legislada «y muy bien» en Galicia, donde el acopio de setas «no es un gran negocio porque la competencia de China y de otras comunidades como La Rioja y Castilla La Mancha es muy fuerte», apunta Alejandro Mínguez. Se refiere a que son contadas las empresas que, en la comunidad, se dedican profesionalmente al aprovechamiento de las setas, que, de manera general, queda así restringido a una afición, eso sí, «creciente». «Lo que sucede, y no debería, es que hay aficionados que recogen y luego las comercializan sin demasiado control», apunta Mínguez, que, en el otro extremo, sitúa a las «comunidades de montes con el terreno acotado y limpio que luego venden a empresas que comercializan». Echa en falta, así, este divulgador micológico mecanismos de control, aunque, reconoce, «no es fácil establecerlos porque es necesaria una formación mínima».

Con todo, Alejandro Mínguez, que el próximo 5 de noviembre impartirá una charla sobre setas comestibles y cómo cultivarlas en Brasil, apunta que en Galicia «la mayor parte es afición para autoconsumo», lo que tampoco está exento de problemas, y «el principal es que todos los años hay ingresos hospitalarios por el consumo de setas». Por eso, hace un llamamiento a la precaución. «Hay que tener una formación mínima siempre y ante la duda, rechazarla», aconseja Mínguez, quien apunta que «el 99,9 por ciento de los ingresos hospitalarios es por falta de formación e información» sobre el producto, que «el único reconocimiento que admite es el botánico y científico», afirma.

Por eso, este divulgador micológico recomienda a los aficionados huir del conocimiento asociado a los dichos populares y, en su defecto, a buscarlo en jornadas, charlas, conferencias y demás iniciativas formativas como las que él mismo imparte. «Es de dónde tienen que beber», apunta, para distinguir con claridad entre «la media docena de setas tóxicas que hay entre las que podemos encontrar de forma fácil en el monte», indica Mínguez, que también destaca poco más de 25 especies de valor culinario entre las 150-200 que distingue.