Compostela se fija en el ejemplo de Viana do Castelo para atraer empresas

juan aceiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

El Eixo Atlántico presenta una guía para ayudar a los concellos a captar inversiones

01 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Neste documento se explica como as nosas cidades poden captar investimentos cooperando coas poboacións veciñas, creando zonas de desenvolvemento e non indo á pelexa duns contra os outros». Con estas palabras arrancaba Xoán Vázquez, secretario xeral de Eixo Atlántico, su presentación de la nueva guía que la asociación transfronteriza de Galicia y el norte de Portugal centra en esta ocasión en la situación del sector industrial gallego y sus posibilidades de desarrollo, tomando como ejemplo los trabajos de dinamización realizados en Viana do Castelo durante la última década. Al acto acudieron numerosos representantes municipales de toda Galicia.

Actualmente, los cinco distritos norteños del país luso (Viana do Castelo, Oporto, Braga, Vila Real y Bragança) poseen tan solo un 5 % de desempleo, fruto de las políticas económicas de los últimos años y de la tradición industrial de la región. En cambio, en Galicia «temos un 12 %, un resultado bastante mediocre cando aquí temos un tecido industrial bastante máis potente e competitivo, e máis cando nos últimos anos se manexaron uns recursos tan inxentes en comparación con Portugal», lamenta el alcalde de Santiago, Xosé Bugallo.

Para el regidor de Viana do Castelo, José María Costa, la posible solución a este descalabro pasa por una actuación decidida por parte de los municipios, implicarlos directamente en el desarrollo del sector. «Es muy importante que haya unas políticas públicas municipales que tengan un papel importante en el desarrollo y atracción de inversiones, y que fije mecanismos para incentivar a las empresas», subrayó Costa. Viana do Castelo, con una población de 91.000 personas, cuenta actualmente con cuatro polígonos empresariales, cuya expansión ha sido especialmente notoria en esta década. Para el alcalde luso, esto ha sido posible gracias a cuatro aspectos fundamentales: «La diplomacia económica y constante junto a las cámaras de comercio, la reducción de impuestos y tasas municipales para las empresas, la fijación en los sectores más innovadores y competitivos y la movilidad de ingenieros, en nuestro caso de las universidades de Minho, Oporto y Vigo».

Este tipo de actuaciones, en muchas ocasiones, son responsabilidad directa de las câmaras municipais portuguesas, y solo en los casos más extremos han de pasar a través de los ministerios centrales, no por la administración regional, como ocurre en España. «Temos que definir as competencias que teñen os concellos, grandes e pequenos, como no caso do País Vasco, onde estes teñen competencias en emprego e reciben fondos importantes por esta cuestión», apunta el presidente del Eixo Atlántico, Alfredo García.

Durante su intervención, Xoán Vázquez también adelantó que enviarán inmediatamente esta guía para la captación de inversión a los representantes del Parlamento de Galicia y al presidente de la Xunta, a fin de que, con las próximas elecciones autonómicas a la vuelta, «este paquete de propostas teñan forza dentro da campaña».

Bugallo lamenta el escaso margen de acción municipal

«En España cremos que os concellos teñen que ser xestores de servizos públicos, pero en cambio está absolutamente limitada a súa capacidade para ser efectivos como instrumentos dinamizadores da súa economía», declaraba el alcalde Xosé Bugallo a la vista del caso casi antagónico vivido en Viana do Castelo. Dejando a un lado las competencias y atribuciones a nivel municipal, las pocas maniobras que aún podrían realizar han quedado supeditadas, desde el 2013, a la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, más conocida con el nombre de su ministro facilitador, la «Ley Montoro».

«Con esta lei, os concellos non nos podemos endebedar e temos moi limitada a nosa actuación nese campo», cuenta Bugallo, que no puede evitar fijarse en la contradicción que supone «ter unha débeda autonómica de once mil millóns de euros e, en cambio, ter moitos concellos con varios miles de millóns en conta corrente e cun nivel de endebedamento de 600 millóns aos que se lles limita a posibilidade de realizar determinadas actividades, como a produción e a adquisición de solo industrial». Precisamente, según destacó Alfredo García en lo referido a las actuaciones sobre los polígonos, «ás veces vemos como se esgotan as súas parcelas e nós non podemos construír outras para ampliar e temos que estar a expensas de que a autoridade competente se decida a autorizar esa ampliación ou a expropiar novos terreos».

«Nós só temos competencia para baixar determinados impostos, que na meirande parte dos concellos están a baixar e moitos xa están bonificados, como o imposto de construcións, pero só con iso non basta», continuó alegando García, que destacó como, a raíz de la disminución o supresión de estas cargas fiscales, «a perda de ingresos durante uns anos se compensaría despois, no futuro, cando se xeren empresas e postos de traballo». Sin embargo, ese posible escenario ha sido bien distinto, ya que «a pesar da rebaixa dos impostos, esta dinamización non se viu porque non tivo un deseño nin unha continuidade cara unha política industrial que asentara empresas».