Raxoi prepara la regulación del uso del patinete en las vías de la ciudad

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Analiza ordenanzas de otras urbes para adaptarlas a las peculiaridades de Santiago

25 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El uso del patinete eléctrico no está generalizado en Santiago y aún no son muchos los compostelanos que se desplazan utilizando estos vehículos. Sin embargo, el Concello asume que es necesario tomar cartas en el asunto antes de que su uso se escape al control municipal. Por ello los responsables de Tussa están recopilando las normativas de otras ciudades para saber cómo se reguló su uso en las vías públicas de otras ciudades españolas. El concejal de Seguridade Cidadá, Gonzalo Muíños, considera que las peculiaridades de Compostela obligarán a ser muy cuidadosos a la hora de regular los espacios para circular con patinetes y equilibrar los derechos tanto de los peatones como de los usuarios de esos vehículos.

Muíños argumenta que, dado que la Dirección General de Tráfico «non termina de facer unha regulación máis concreta, os concellos temos que resolver o problema». El casco histórico despierta especial preocupación en Raxoi, porque el uso libre de los patinetes ya dio algún susto sin consecuencias graves a vecinos de esa zona, según advierte el propio concejal. Muíños apuesta por que esa regulación del uso del patinete eléctrico se integrará en la Ordenanza de Circulación, pero no lo da por cerrado. «Quizás o casco histórico non é un sitio adecuado para os patinetes», defiende. Aunque evita hablar con rotundidad de prohibir su uso, asegura que «hai que ver que fan noutros sitios». Una opción puede limitar la velocidad de esos vehículos o regular los sitios concretos de circulación y acotarlos. «Todo está en estudio, son suposicións», recalca el edil.

Muíños asegura que a Raxoi no llegado ninguna propuesta de empresas de alquiler de patinetes interesadas en desembarcar en Santiago. Matiza que tampoco el Ayuntamiento se planteará poner en marcha un servicio de alquiler de patinetes eléctricos, por lo menos, mientras no esté regulado su uso.

Desplazamientos cortos

Si bien no es un vehículo muy utilizado en Santiago, cada vez es más frecuente ver a jóvenes desplazarse sobre estos vehículos para recorrer trayectos cortos. No solo por el Ensanche o el campus, sino también por el casco histórico, San Pedro y San Roque. Precisamente, el vacío legal permite que los patinetes circulen por la calzada en San Pedro en sentido contrario, lo que supone un riesgo para sus ocupantes, o por las aceras, con el consiguiente peligro para los peatones, y sin que puedan ser sancionados en ninguno de los casos.

Además del tránsito por las aceras o por calles con más o menos intensidad de circulación, también se observan conductas peligrosas. Hace unos días un hombre circulaba a bordo de una patinete eléctrico por la avenida de Lugo para desviarse hacia el Hórreo en dirección a la praza de Galicia.

Los patinetes eléctricos comienzan a verse para desplazarse, cuando empieza a abrir el día, para acudir a centros de trabajo. En estos casos, la falta de luz y de elementos refractantes representan un peligro para el propio usuario del aparato.

Las normativas desarrolladas prohíben circular por las aceras y las zonas peatonales

La Dirección General de Tráfico dejó en manos de los ayuntamientos la regulación del uso de los patinetes eléctricos. Ciudades como Barcelona, Madrid, Valencia y Sevilla ya hicieron su trabajo. Sus normativas coinciden en prohibir la circulación con patinetes eléctricos por las aceras y zonas peatonales. Estos vehículos solo podrán ir por la calzada, y la velocidad también está limitada. En Barcelona y Madrid no podrán superar los 30 kilómetros por hora al circular por la calzada, aunque en la capital baja a 20 en las calles residenciales. En Valencia no pueden exceder los 20 kilómetros por hora en el carril bici localizado en la calzada y no podrá ir a más de 15 en los habilitados en las aceras. En Sevilla, la circulación en calzada no puede superar los 25, y el tope baja a 10 en los carriles bicis compartidos con peatones. La capital andaluza es la única que obliga a los conductores de esos vehículos a pedir una autorización municipal. La normativa general indica que el seguro es voluntario.