Dolores Carrera Viqueira: «Tocounos andar polo mundo adiante»

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

La emigrante homenajeada este año por el Concello de Ordes en las fiestas trabajó en Inglaterra y Venezuela

17 ago 2019 . Actualizado a las 00:39 h.

Dolores Carrera tiene 74 años y vive en Poulo, su pueblo natal, al que regresó hace unos años para disfrutar de toda su familia, ya que sus dos hijos, que le han dado cinco nietos de entre 8 y 13 años de edad, viven en Galicia, y también la mayor parte de sus hermanos, que emigraron como ella.

Esta mujer es la persona elegida para participar en la ofrenda y el homenaje que el Concello de Ordes organiza con motivo de sus fiestas patronales a la comunidad emigrante. Reconoce ciertos nervios por la ceremonia de mañana, que incluye una ofrenda en la iglesia de Santa María y el depósito de flores en el monumento al emigrante de la Alameda, pero tiene a quien pedirle consejo, ya que su hermana Eva, emigrante como ella, participó e la misma ofrenda, pero en 1998.

Dolores Carrera sabe muy bien lo que es dejarlo todo para labrarse un futuro. Ella lo hizo y también sus siete hermanos. «Tocounos andar polo mundo», explica, ya que los y las Carreira Viqueira se repartieron por Rino Unido, Venezuela, Francia y Alemania. Su opción, y la de dos de ellos, fue Inglaterra, a donde emigró en 1968. Allí permaneció hasta que en 1975 volvió a hacer las maletas. «Casei cun galego e marchamos para Venezuela», recuerda.

En el Reino Unido trabajó en un hospital «facendo un pouco de todo», primero asumiendo tareas de limpieza para después encargarse de otras funciones, como ayudar a las personas enfermas a comer. Y en aquellos casos de emigrantes de países latinos, también echó un cable como traductora.

Ya en Venezuela, instalada en Caracas, su vida laboral dio un giro y trabajó cinco años en una tienda de ropa para niños Su faceta emprendedora le llevó a abrir su propio negocio, vinculado al sector de la alimentación. Elaboraba productos cárnicos por encargo, que las familias adquirían en un área de ocio y descanso para disfrutar del aire libre.

Ahora, rodeada de los suyos, y tras quedarse viuda, reconoce que tiene morriña del clima de Venezuela, por lo que durante algunos años se repartía entre Ordes y Caracas, ciudad a la que escapaba cuando aquí caía el invierno, sobre todo mientras su hija vivía en Venezuela, país del que resalta la calidad y el buen carácter de la gente.

Dolores reconoce que ella y su marido trabajaron mucho durante décadas para salir adelante, pero no se queja, porque la vida les fue de cara. «Non eramos ricos pero tiñamos de todo, os nosos fillos puideron estudar en bos colexios. Daquela podíase vivir ben», recuerda