Jaime y Santi: el milagro de la vacaloura en el Camino continúa

Por Patricia Calveiro

SANTIAGO

CEDIDA

Abuelo y nieto planean ya su cuarta y quinta ruta jacobea, una aventura que sirve como terapia contra el TDAH del pequeño

14 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia de Jaime González y de Santiago Costas se ha hecho viral en Internet. Tanto, que hasta ha cruzado el charco. Abuelo y nieto, de 79 y 11 años, han salido en la televisión de Perú y en numerosas radios de Latinoamérica contando cómo han encontrado en el Camino de Santiago una terapia contra el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) que afecta al menor. Su aventura jacobea empezó cuando este tenía 7 años, dejándose llevar por una intuición, la de que aquello podría venirle bien. Recuerda Jaime que esa primera vez les exigió físicamente, pero también mentalmente: «Santi necesitaba que hablara todo el rato para mantenerlo entretenido». Y lo cierto es que su abuelo es de esos hombres con cientos de historias vividas bajo la manga, testigo del hambre de la posguerra y exdirector de Telefónica en Galicia en los tiempos de Manuel Fraga. En ese debut en el Camino estuvieron a punto de tirar la toalla, reconoce, hasta que sucedió el milagro de la vacaloura, el cual insufló el ánimo que necesitaban para continuar la marcha y retomarla cada verano. Este año recorrieron la vía francesa, desde Saint Jean Pied de Port. Y, ya de vuelta en Vigo, están planeando su cuarto y quinto recorrido, entre este y el próximo mes: «Es posible que comencemos el lunes el Camino Inglés y el 1 de septiembre el Portugués, desde Tui». El avance que experimentó Santi desde el 2016 hasta ahora, afirma su abuelo, es evidente: «Es otro niño completamente distinto, muy comunicativo y reflexivo. Por ejemplo, antes era incapaz de adquirir responsabilidad en el descanso. En casa, se hacía el dormido y se levantaba de noche. Sin embargo, haciendo el Camino salió de él, se puso un horario para acostarse y estar bien al día siguiente. Los psiquiatras deberían recetar más esta experiencia, porque es una gran terapia en muchas situaciones». Para Jaime, el Camino Primitivo (el segundo que hicieron) fue «el más reconfortante y bonito, pero también el que más nos costó por dificultad. Me gustaría repetirlo, con más calma». Hay ganas de continuar, señala, hasta que el cuerpo aguante. «Empieza una rodilla a darme la lata, y a esta edad tienes que medirte, pero es una experiencia increíble y aprendo tanto yo de Santi como él de mí», indica, pues el menor, además de tener buena mano para dibujar, tiene una gran memoria y le gusta sorprender a su abuelo con toda la información que almacena. «Le gusta mucho la naturaleza, todos los árboles los conoce y la fauna también. El primer año, al notar que flojeaba, le pregunté si quería ver alguna ballena para motivarlo. Me dijo que no, que quería ver una vacaloura. En esa etapa estaba investigando este escarabajo [el más grande de Europa, cada vez más difícil de ver]. Estábamos llegando a Arzúa, desanimados, y un kilómetro antes apareció uno en la acera, patas arriba, y se volvió loco de contento. Es una situación de probabilidades infinitas. Lo llamo el milagro de la vacaloura. Eso nos animó a los dos a continuar. En ese momento nos hicimos peregrinos», cuenta Jaime. Lo de su popularidad, es cosa de su hija, Elena González, quien se encarga de contar sus gestas jacobeas en las redes sociales.

 

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Extronista en ruta

Quien transitó también por el Camino Francés es Patricia Steisy, una explosiva granadina conocida por su paso por el programa Mujeres y hombres y viceversa, además de ser comentarista televisiva. Lo hizo en siete días, a pie y acompañada por su novio, Pablo García Pisa. Dice la extronista que «el año que viene queremos hacer el de la costa o el portugués en bicicleta».

 

De campamento

Y, mientras unos emplean el verano recorriendo el Camino en pareja, con amigos, en familia o en solitario; otros pasan parte de la temporada estival en un campamento. Para muestra, cerca de 30 niños de Touro, de entre 7 y 14 años, que disfrutan estos días en el de Illa de Ons, en plena naturaleza y en contacto con el mar y la playa.