Agnieszka y Anna Mainska: «Cuando estamos animadas y cargadas de energía la gente responde mejor»

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

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Margarita Mosteiro

Madre e hija, de origen polaco y residentes en Compostela, ofrecen conciertos en la praza de Cervantes con gran éxito

17 jul 2019 . Actualizado a las 23:36 h.

Cuando los camiones de reparto comienzan a abandonar la praza de Cervantes, Agnieszka y Anna Mainska toman posesión de un espacio delante de la fuente, mirando hacia Acibechería, donde ofrecen un largo concierto que sabe a poco a quienes las escuchan. «Empezamos un poco después de las diez, y si no viene otro músico, nos quedamos cuatro horas. Nos vamos si viene alguien, pero la verdad es que no es una plaza muy demandada. No suele haber problemas», explica Anna.

Aún no han empezado a tocar, y un puñado de peregrinos y turistas comienzan a tomar las primeras imágenes. Al sonar la primera nota, los móviles echan humo, y con la última suenan los primeros aplausos. Agnieszka y Anna estuvieron el verano pasado en la praza de Cervantes, y los sábados en el balcón de la librería Couceiro. «Creo que lo que más le gusta a la gente es que son canciones conocidas. Nada de música clásica, y por eso llama la atención. Es llamativo y original», explica Anna. A medida que avanza la mañana, los peregrinos que entran por Casas Reais en dirección al Obradoiro no dejan de sorprenderse, «alguno para y nos agradece el recibimiento, es muy gracioso. Tenemos gente que baila delante de nosotros». Resulta complicado decir cuál es la canción del repertorio que más aplausos arranca, pero «Imagine es una de las que más gusta, porque es muy reconocible».

Madre e hija consideran que en la respuesta del público es «determinante la energía con la que tocamos. Cuando estamos animadas, compenetradas y tocamos con energía se nota en la gente. Se transmiten las ganas, y gusta más». Este año introducen la pieza From Sarah with love en su repertorio, y «como es nueva, le pondremos más ganas. Cuanto más empeño, mejor respuesta». La recaudación final, tras dos o cuatro horas de actuación, es «imprevisible. Hay días buenos y días malos, pero este año empieza flojo. Hay poca gente, por ahora».

Anna Mainska toca el violín, y su madre Agnieszka, la viola. El violín de Anna es una pieza del siglo XVIII, que guarda y cuida con mimo. La «viola es moderna», apunta Agnieszka. Madre e hija tocan en la calle, «pero no por necesidad, sino porque nos gusta». De hecho Anna acaba de terminar su carrera de Enfermería, «solo me falta el trabajo de grado», y aunque reconoce que podría trabajar, «me gusta mucho tocar en la calle, porque da libertad, y aunque hay momentos duros, es una buena experiencia». Agnieszka es profesora de música en la escuela de Ames, y sus dos hijas tocan instrumentos, pero «les dije que la música es el plan B. No se vive de la música, es un mundo muy duro y sacrificado; así que el plan A de Anna es la enfermería». Anna estudió bachillerato internacional en el IES Rosalía de Castro y música en una escuela, pero «lo dicho, el plan B es la música», insiste.

En las piezas que interpretan en Cervantes y en los eventos a los que acuden, el papel de Adam Mainski, padre de Anna y marido de Agnieszka, es fundamental. «Hace los arreglos para nosotras, sin él no podríamos tocar estas canciones», apunta Agnieszka. Adam era músico en Polonia, y cuando perdió su trabajo, pusieron rumbo a Galicia.

«Siempre quise vivir en España», comenta Agnieszka. Pero su marido no estaba convencido, y cuando nacieron sus hijas aparcó el sueño. Tomaron la decisión en el 2006, cuando Adam perdió su trabajo en Polonia, y dieron el paso definitivamente animados por su amiga Barbara, instrumentista de la Real Filharmonía en Santiago. Adam, aunque se encarga de los arreglos musicales, tiene una actividad profesional al margen de la música, y «así lo tenemos solo para nosotras», bromean.