El aeropuerto de Santiago llena 15 aviones más al día que en el 2009

s. l. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Los viajeros han aumentado una media de 2.260 por jornada en los últimos 10 años

15 jun 2019 . Actualizado a las 12:58 h.

Mucho se está especulando en los últimos años con el posible impacto que tendrá sobre el tráfico aéreo la llegada a Galicia del ferrocarril de alta velocidad. Más allá de las estimaciones que, basadas en experiencias como la de la terminal sevillana de San Pablo, aventuran que Lavacolla puede perder hasta un 33 % de sus viajeros, lo cierto es que la irrupción del AVE coincidirá con un momento de expansión sin precedente de la terminal compostelana. Tras encadenar desde el 2016 tres récords anuales consecutivos, el aeropuerto acaba de alcanzar su mejor registro histórico en un mes de mayo y el mayor volumen de usuarios en los cinco primeros meses del año, con 35.000 más que durante el mismo período del 2018.

Pero la dimensión de su crecimiento se aprecia mejor si se aleja el foco y se amplía la perspectiva. En lo que va de año las aerolíneas que operan en Lavacolla atienden de media a 2.260 clientes más que en el 2009. Esa cifra equivale a llenar cada jornada 15 aviones más con capacidad para 150 personas -un Airbus A-320, por ejemplo- que hace diez años. Porque el volumen de pasajeros que pasó por el aeropuerto entre enero y mayo (1.072.094) mejora en 341.275 el que atendió en el 2009 ese mismo período (730.819).

Estas cifras de lo que va de año sitúan a la terminal compostelana en disposición de alcanzar un nuevo techo en cuanto a su tráfico comercial, con más de 2,7 millones de pasajeros. Y este crecimiento, después de un primer trimestre en negativo, ha coincidido con el arranque de una temporada de verano marcada por la ausencia de nuevos destinos en la programación de las aerolíneas. La explicación está en el incremento del número de frecuencias y de plazas a la venta en muchas rutas. En concreto, para los siete meses de la campaña estival han puesto a la venta 2,15 millones de asientos, un 9,5 % más que en el año pasado. Es decir, esa estrategia conservadora que lleva a las compañías a apostar por rentabilizar al máximo las líneas que operan antes que por aventurarse a ofrecer otros destinos nuevos es la que está sosteniendo la dinámica alcista en Lavacolla.

A ese refuerzo de servicios en las líneas regulares hay que sumar el que representa la programación de vuelos chárter, que en el caso de Galicia se centralizan en la terminal de Santiago.