Los compostelanos se enredan en la lenta burocracia de Raxoi

r.m. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

El casco viejo, sobre todo, se queja de las demoras y el papeleo

11 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La modernización de la Administración municipal sigue siendo una asignatura pendiente que ya no soporta más demoras. Las exigencias de los nuevos tiempos, las propias de la ciudadanía y la importante merma de personal en el último decenio harán de este un auténtico reto para el nuevo gobierno. Los retrasos burocráticos en departamentos como Urbanismo poco menos que son un mal endémico en la ciudad, de notable impacto cuando además hay problemas puntuales de bajas de personal como a finales del pasado año.

Y ya no se trata solo de quejas aisladas. Hasta el Foro Cívico ha hecho causa de la modernización de la administración, y expresamente de la agilización de la actividad en el departamento urbanístico para erradicar la «histórica» demora en la concesión de licencias. Las trabas burocráticas preocupan a particulares y entidades sociales.

Dicho foro, que agrupa a una veintena de instituciones, asociaciones y colegios profesionales, lo ha incluido entre los temas estratégicos de la ciudad con los que se comprometieron públicamente los candidatos de todos los partidos con representación en el Ayuntamiento en la víspera del arranque de la campaña electoral. Y en buena medida las urnas los han corresponsabilizado a todos. Porque si bien será a Xosé Sánchez Bugallo a quien le corresponda programar y ser activamente propositivo, lo hará con un ejecutivo en minoría, lo que implica que aquellas cuestiones que se escapen de la competencia estricta de la Xunta de Goberno estarán sometidas al voto de toda la corporación.

No más de tres meses

El Foro Cívico demandaba la introducción de la administración telemática como eje de esa modernización. Y eso recogían todas las fomaciones en sus programas. El del partido (PSOE) que dentro de cuatro días asumirá el gobierno de la ciudad compromete expresamente la ampliación progresiva de los trámites administrativos a realizar a través de la página web del Ayuntamiento, «garantindo o dereito dos cidadáns a relacionarse, de xeito telemático, co Concello».

Ese capítulo programático arranca, no obstante, con la promesa de impulsar la tramitación rápida de las licencias municipales de obras, «de xeito que ningunha poida demorarse máis de tres meses desde a súa entrada no rexistro municipal». Esa es una de las principales quejas de los ciudadanos que han tenido que lidiar con la burocracia de Raxoi. El problema para el administrado se agrava cuando lo que hay detrás es una iniciativa empresarial que busca salida, sobre todo, en el casco histórico, por el efecto desmotivador de esa falta de agilidad.

Conscientes de que la diligencia administrativa es clave también para la atracción de nuevas inversiones en la ciudad, el compromiso socialista con los ciudadanos apunta a la creación de un sistema de atención especial para aquellas inversiones de interés preferente para Santiago, «asesorando e auxiliando aos investidores na súa relación cos diferentes departamentos municipais».

Pero no parece suficiente para poner al día una administración que funciona con el organigrama de hace dos décadas, con un veinte por ciento menos de personal que hace un decenio y con una relación de puestos de trabajo que no detalla funciones en la medida en que lo requiere su organización.

Una nueva organización y un órgano coordinador entre todos los departamentos y que supere el funcionamiento por inercia, es lo que necesita la Administración de Raxoi, según representantes sindicales; además de estabilizar acciones formativas ahora puntuales y dejar atrás las «eivas» comunicativas entre las distintas áreas municipales. Lo que hay es que pensar el Ayuntamiento en su totalidad, porque «ninguén o fai», apuntan esas mismas fuentes.

Los planes de formación están entre los compromisos del futuro gobierno, así como la aportación de medios y «da confianza aos funcionarios municipais para que poidan desenvolver o seu traballo con garantías e axilidade».

Pero también lo están la revisión sistemática de los reglamentos y procedimientos para eliminar trámites «que non aportan valor e reducir as esixencias burocráticas para a cidadanía». Eso dice el programa de Xosé Sánchez Bugallo y eso reclaman los ciudadanos.

«Se debe modernizar el casco histórico»

El «papeleo» que requiere la rehabilitación y una normativa limitadora para adaptar las viviendas, aparte de su carestía, está detrás del despoblamiento del casco viejo, según Daniel Aníbal, del establecimiento Sagrado Corazón. Aníbal reclama iniciativas modernizadoras sin perder esencia y mira a Pontevedra como ejemplo, mientras apela a la fibra óptica como un elemento que diversificaría la actividad en la zona. «Dicen que no quieren hacer de la zona vieja un circo para turistas, pero al final está lleno de turismo y el comercio vive del turismo gran parte del año».

«Hay que empatizar con el ciudadano»

En cuestión administrativa, solo hay una regla, afirma este profesor de la USC y vecino del casco viejo: que los encargados de diseñar los procesos administrativos empaticen con el ciudadano, que se pongan en su lugar. Pero no es eso lo que pasa aquí, sostiene Jesús Varela. «La realidad es totalmente contraria». Y no solo en Urbanismo, donde «es público y notorio el problema con las licencias». Varela demanda empatía al organizar, compromiso para hacer comprensibles los datos abiertos al ciudadano y comunicar mejor las decisiones.

«Sempre tes problemas»

«Iniciar un negocio en Santiago é un acto case imposible, sempre tes problemas», dice este empresario del sector hotelero y emprendedor en otras actividades. Pérez Abuín habla de «desgana desmotivadora» en la Administración. Y no cree que sea una cuestión política, «senón de persoal, que é insuficiente, ou por outros motivos». «Hai que modernizar a Administración», pero también el casco viejo. «A queixa máis habitual dos turistas é que non temos internet» y «non é incompatible un casco vello patrimonio da humanidade coa modernidade».

«No tenemos ancho de banda»

«No puede ser que para hacer una consulta en Urbanismo tengas de 12 a 14.00 los jueves» o que «los propios técnicos» te desmotiven para pedir un permiso por el tiempo que costará obtenerlo. Lo dice Carlos Quintela, quien ve en la falta de diligencia administrativa un gran problema para el casco viejo, pero también en un planeamiento «hecho con muy buena voluntad» pero que no da respuesta a necesidades actuales. «No tenemos ancho de banda» y desaparece la actividad diversificada, el «único recurso que hay en la zona vieja es el turismo».

«É dunha lentitude exasperante»

José Antonio Liñares tiene claro que el nivel de trabas burocráticas está relacionado con el de desarrollo. Y en el caso de Santiago lo ve «farragoso», de una «lentitude exasperante» y con consecuencias más allá de minar la paciencia del interesado: «Ás veces bota para atrás emprender proxectos». Convencido de que los gestores públicos son «perfectamente conscientes do problema», afirma que también hay que abordarlo. No será fácil, dice, porque «a burocracia é un negocio en si mesmo», pero «hai que facerllo máis doado á cidadanía».