El programa de envejecimiento del centro de salud incorporó nuevas propuestas en once años. Partía de la idea de promover, informando, el envejecimiento saludable y participativo de sus personas usuarias con edades entre 55 y 75 años. De inmediato comenzó además a promocionar información y orientación a personas cuidadoras acerca de hábitos de vida saludables que debían observar para retardar su deterioro físico y mental, provocado mucha veces por la presión y las exigencias del trabajo que realizaban. Un tercer paso fue dinamizar la participación de las personas mayores en actividades para prevenir la dependencia y contribuir a que aceptasen cambios vitales como pérdidas, jubilación, soledad, y otras asociadas al envejecimiento.
Generar redes de apoyo
La prevención de la soledad no deseada, generando redes de apoyo sociocomunitarias, es un nuevo avance. «Hemos tratado de prevenir el deterioro psicosocial de las personas cuidadoras. También se han promovido, para personas de edades avanzadas, formas de vida saludables, como una alimentación sana y equilibrada, un buen uso de la medicación, el ejercicio físico y postural, actividades de agilidad mental y memoria, de gestión de las emociones y reducción del estrés ante cambios en el ciclo vital, la salud afectivo sexual a partir de los 50 años, o el uso de nuevas tecnologías y del ocio y tiempo libre para retardar el deterioro físico y mental y prevenir la dependencia», explica Isabel Redondo.