Está acabando el «mandato» para Mercedes Casanova, presidenta de Cruz Roja en la provincia de A Coruña, una persona que ha pasado por todos los niveles de la institución solidaria. En breve comenzará el proceso de renovación de cargos directivos, tras marcar desde Cruz Roja nacional las líneas maestras para los próximos cuatro años.
-¿Ignoramos la pobreza que nos rodea?
-Ignoramos muchas historias. A veces lo que vemos no es la realidad de lo que vive un niño o una niña en su familia.
-¿Somos más o menos solidarios que los últimos años?
-Con las campañas la respuesta siempre es muy positiva, cuando nos ven, es una actitud positiva y colaboradora, no miran para otro lado, entienden que las personas que están allí son voluntarios y que el destino de lo que se recoge es para familias que pasan situaciones complicadas
-Cruz Roja es una marca tan consolidada que no se ve afectada por algunas ONG fraudulentas.
-Tenemos 150 años de historia, intentamos trabajar con la máxima transparencia económica y técnica para que socios y donantes tengan esa confianza. Tanto los cargos directivos como el personal técnico debemos ser lo más escrupulosos posibles porque sabemos que nos jugamos la confianza de las personas que creen en nuestra acción. Es algo muy serio. Bien es verdad que todas las organizaciones extreman más sus controles en transparencia y sus finanzas, lo que no podemos hacer es generar desconfianza.
-¿Se puede hablar de graves carencias nutritivas en menores?
-Hay casos de carencias notables. Por eso procuramos que tengan las cuatro comidas que permitan su desarrollo físico e intelectual, una aportación de lácteos, frutas, cereales? Intentamos llegar a esas familias con los fondos europeos, no solo repartimos como Cruz Roja, somos gestores también. Y las familias que tienen niños complementamos esos repartos con alimentación específica para niños.
-Y se añaden campañas como Desayunos #ConCorazón.
-La función ha sido recoger alimentos y repartirlos, concienciar y sensibilizar de que en nuestro entorno hay niños que sufren esas carencias, pero a mayores hay un trabajo constante todo el año con niños y niñas que en unos casos, en el ámbito escolar, otras veces en campamentos, dependiendo de la casuística de cada familia. El caso es que se trabaja de una manera constante porque la alimentación es básica.