Raxoi solo puso tres multas en un año por dejar la basura en la calle

Margarita Mosteiro Miguel
marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

xoan a. soler

El Ayuntamiento argumenta la dificultad de pillar «in fraganti» a los infractores

27 mar 2019 . Actualizado a las 12:53 h.

La costumbre habitual de bajar la bolsa de basura a cualquier hora del día está extendida en la ciudad y, aunque esta práctica contraviene la normativa municipal, es un mal menor al compararla con la rutina de dejar los restos fuera de los contenedores a todas horas, sin molestarse en comprobar si el recipiente funciona o está vacío. Esta rutina no es fácil de evitar, y no parece ser suficiente la medida coercitiva de una sanción puede llegar hasta los 750 euros. El problema es que los agentes de la Policía Local tienen que pillar in fraganti a los infractores, es decir, es necesario que puedan ser identificados en el momento de cometer la irregularidad para que la sanción pueda ser impuesta. Algo que requeriría montar un dispositivo especial que, teniendo en cuenta la falta de efectivos, se descarta totalmente.

Precisamente por lo complicado de cazar a los infractores, el Concello de Santiago impuso en el último año solo tres sanciones a otros tantos ciudadanos que dejaron la basura a deshora y en la vía pública. Fuentes municipales reconocieron que se trata de un número insignificante, y que no refleja la realidad del día a día. Las dos jornadas en las que se ve más basura en la calle son las del domingo y el lunes. En el primer caso, la razón fundamental es que el servicio de recogida no está operativo durante la noche del sábado al domingo, por lo que los residuos depositados el sábado no se retiran hasta la noche o la madrugada del lunes. El primer día de la semana, los operarios tienen el doble de trabajo, y no siempre ponen al día la recogida de residuos.

Hasta hace unas semanas, los ciudadanos que por rutina dejaban cajas sin doblar, bolsas y plásticos junto a los contenedores subterráneos de gran parte de la ciudad tenían como excusa que los contenedores estaban averiados. Los recipientes inutilizados eran solo los de papel y cartón, pero la basura rodeaba en muchos casos los de toda la isla. Después de varios meses de avería, el departamento municipal de Medio Ambiente dio por resuelto el problema y por reparados todos los contenedores subterráneos. La avería afectó a la pieza que permite elevar el contenedor para tirar los residuos dentro del camión. Debido a la quiebra de la empresa que surtía estos repuestos, la reparación se pospuso durante varias semanas, y obligó a la empresa Coregal a colocar contenedores de superficie junto a los averiados para evitar la acumulación de papel y cartón en la calle. La solución provisional funcionó a medias.

Un horario para garantizar que no quede basura en el contenedor durante el día

El horario establecido para depositar la basura en los contenedores tiene como objetivo evitar que los residuos permanezcan en el recipiente durante todo el día. La idea es que los ciudadanos bajen los residuos de sus casas, a partir de las 21 horas, y en cualquier caso antes de las 22.30 horas, que es cuando los operarios de Urbaser empiezan a vaciar los contenedores. Cualquiera puede comprobar que este horario se incumple sistemáticamente en la mayoría de las calles y parroquias de la ciudad, y que muchos recipientes tienen basura durante toda la jornada.

Además de ser fundamental cumplir el horario para garantizar el vaciado, también lo es para que los trabajadores de Urbaser puedan limpiar los contenedores tanto por dentro como por fuera, algo que no puede hacerse si no están totalmente vacíos.

Aunque pocos, son llamativos

Dejar la basura en la calle fuera del contenedor y a cualquier hora es, por fortuna, costumbre de unos pocos. Seguramente, todos tengamos en mente la cara del vecino o vecina que baja todos los días su bolsa a primera hora de la mañana o que deja la caja en la que le llegó su pedido junto al contenedor azul, sin molestarse en romperla y meterla dentro. Por suerte, no son muchos, pero esta mala práctica resulta muy llamativa.