Ana Blanco: «Sinto que se non me movo Emilio vaise sumar aos outros 14.000 desaparecidos»

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

SANTIAGO

ROI FERNÁNDEZ

La mujer del melidense que buscan en el embalse de Os Peares, pide más medios y más tiempo para el rastreo

11 mar 2019 . Actualizado a las 17:03 h.

La familia de Emilio Pintor, el coruñés que lleva dos semanas desaparecido en el embalse de Os Peares, reclama más tiempo y más medios para su búsqueda. La decisión de las fuerzas de seguridad de no seguir rastreando el fondo del río con el equipo de sonar empleado esta semana les parece precipitada y reclaman que no afloje el esfuerzo invertido en el rastreo. «Sinto -se lamenta su mujer, Ana Blanco- que se non me movo Emilio vai vaise sumar aos 14.000 desaparecidos dos que non queda nin rastro en España».

Su mujer se desplazó esta semana al embalse de Os Peares para seguir de cerca la búsqueda con el sonar. Los agentes de los Geo de la Policía Nacional que utilizaron este aparato obtuvieron el miércoles señales de un bulto situado en el fondo del embalse, cerca del pueblo de Belesar, que por su forma y tamaño podría ser un coche. Parecía el primer indicio que podía dar pistas sobre el paradero concreto de Emilio Pintor, un hombre nacido hace 42 años en Melide pero residente con su mujer y sus hijos en A Coruña, que el 21 de febrero desapareció sin dejar rastro. Pero este jueves, los propios geos comprobaron mediante un robot submarino y sumergiéndose ellos mismos que el bulto no era un coche, sino una roca de gran tamaño.

El mismo jueves, los responsables del dispositivo de búsqueda le dijeron a Ana Blanco que no iban a utilizar más el sonar. A la mujer del desaparecido le parece una medida precipitada. Ella piensa que todavía queda mucho embalse por rastrear con esta tecnología. «A policía pensa que co que se fixo é suficiente para descartar que se poida atopar no fondo do río o coche que levaba Emilio -explica la mujer-, pero eu penso que non o miraron todo, nin moito menos».

Para empezar, ella se queja de que el rastreo en el agua se base solo en la margen izquierda, bordeada por la carretera que une el pueblo de Belesar con la playa fluvial de A Cova. Es claramente la orilla más accesible para un coche, pero por el otro lado también hay algunos caminos que se acercan al agua o suficiente como para que un vehículo pueda caer. Tampoco le parece que el tiempo que le dedicó la policía a buscar con el sonar haya sido suficiente. Aunque el rastreo con este aparato se realizó el miércoles y el jueves, en realidad su tiempo efectivo de uso fue breve.

Ni Ana Blanco, ni ningún otro familiar o amigo de Emilio Pintor tienen más pistas sobre su paradero que la que proporciona la señal de su móvil el jueves, el día que él tuvo la última conversación telefónica con ella. Los registros de actividad de las antenas próximas lo sitúan en ese momento en el embalse.

En el limbo

A Ana Blanco no le extrañó ese dato, a pesar de que ni su marido ni ella tienen familia en la Ribeira Sacra. Emilio Pintor trabaja como repartidor de pescado entre la lonja de A Coruña y diferentes supermercados, entre ellos varios de Chantada y Monforte, así que el matrimonio conoce la zona y tienen amigos en ella.

Ana Blanco no tiene ninguna razón para pensar que su marido pudiese querer desaparecer de forma voluntaria. Tampoco que tuviese ninguna intención de quitarse la vida. La búsqueda activa de las últimas dos semanas le daba esperanza, pero ahora teme que las fuerzas de seguridad acaben por desistir y se viene abajo. «Dáme a sensación de que me dan largas -explica-, de que me din o que quero escoitar». Le da miedo quedarse en el limbo de no saber nada, un limbo que también lo es desde el punto de vista legal: «Se non atopan nada eu non son viúva nin os meus fillos son orfos, pero nin eu teño ao meu home nin eles a seu pai».