La USC quiere revisar con la Xunta costes y plazos de Ciencias da Saúde

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Cifra en más de 60 millones el importe del complejo, frente a los 45 de hace un año

23 ene 2019 . Actualizado a las 23:01 h.

Hace un año, la estimación de coste del edificio diseñado para alojar las facultades de Medicina, Odontoloxía y Enfermería en el entorno de los hospitales Gil Casares y Clínico, era de 45 millones de euros, de los que la Xunta de Galicia aportaría 30 millones, 10 la Universidade y 5 corresponderían a subvenciones por diversos conceptos. El complejo no quedaría completo en su interior, pero casi, a falta de algunos flecos como los laboratorios de investigación. A día de hoy, el nuevo equipo rectoral de Antonio López considera, con las cifras que le ha aportado la Oficina de Infraestruturas de la USC, que el coste no bajará de 60 millones de euros y que no podrá culminar el proyecto antes de doce o quince años, dada la limitada capacidad financiera de la institución académica.

¿Qué ha pasado en el último año para este giro que amenaza la viabilidad del proyecto del Campus de Ciencias da Saúde? Tras el relevo en el Rectorado hace nueve meses, las actuaciones fueron sometidas a revisión para conocer la realidad del proyecto y los compromisos adquiridos. Ahora es indefinición lo que para el equipo de Juan Viaño quedó antes de salir de San Xerome como un compromiso en firme por el que la Xunta aportaría dos terceras partes del coste y el plan estaba lanzado con la prevista licitación de la redacción del proyecto de ejecución, presupuestada en 1,5 millones que debía sufragar San Xerome.

Solo un proyecto básico

El gerente de la USC, Javier Ferreira, explica la conclusión: existe un proyecto básico, pero antes de abordar el proyecto de ejecución «temos que saber se podemos acometer a obra». Ferreira afirma que no están definidos los costes ni los plazos para este ambicioso proyecto. Falta el plan sectorial, que «non está iniciado, non hai nada feito». La estimación de coste no inferior a 60 millones de euros que realiza la Oficina de Infraestruturas está basada en un cálculo de unos 1.400 euros por metro cuadrado e incluye en torno a 8 millones de euros para el equipamiento. Este concepto también figuraba en la estimación de 45 millones de hace un año. En ambos casos, el coste se refiere al denominado Complexo Dotacional de Edificios de Ciencias da Saúde, pero no a la urbanización de su entorno ni a los aparcamientos, inicialmente señalados tres: en unos terrenos próximos al Banco do Pobre y en la zona del actual helipuerto del Clínico, para unas 400 plazas cada uno, y el tercero subterráneo en el propio edificio.

En diciembre del 2016, cuando fue presentado el anteproyecto ganador del concurso de ideas, firmado por B-CDB Arquitectos y la unión temporal de empresas Sanabria & Planas/Gallego Arquitectos, se cifró en 32.400 metros cuadrados la superficie del complejo de Ciencias da Saúde, un edificio basado en una estructura de madera que envolverá la original del hospital Gil Casares. En ese momento se revalidaron también unos plazos para acometerlo: durante el año 2017, redacción del proyecto básico -realizado con la aportación de 430.000 euros por parte de la Consellería de Sanidade-; en el 2018, plan sectorial y proyecto de ejecución; e inicio de obras en el 2019, para concluirlas en el 2021.

Para el gerente de la USC, estos plazos son irreales. Con la institución inmersa en un proceso de amortización de deuda -a lo que dedicó los 7,7 millones de la venta del inmueble del Hospital Xeral, importe que iba a ser destinado al nuevo Campus de Ciencias da Saúde-, la capacidad financiera máxima para asumir la parte que le corresponde de las obras no podría exceder el millón de euros anual de incremento de deuda, por lo que si el coste se eleva a 60 millones «como mínimo», la Universidade carecería de los recursos para afrontarlo.

Sin voluntad de alarmar

«Non podemos hipotecar as actuacións de infraestruturas que ten que afrontar a USC», añade Ferreira, y recuerda que el actual edificio del casco monumental requiere una inversión en mantenimiento. El gerente insiste en que el proyecto de Ciencias da Saúde sigue siendo «estratéxico» para el actual equipo rectoral y señala que no pretende crear alarmismo con esta revisión del proceso, que considera imprescindible para afrontarlo de forma realista. El propio rector, Antonio López, ya lo anticipó a finales de octubre del 2018, al señalar que antes de licitar el proyecto de ejecución debería existir «o compromiso de financiamento, tanto para ese proxecto como para a obra máis adiante», y advertía que la construcción del nuevo complejo aún se demoraría «uns anos», ya que hay que abordar la ampliación del Clínico para acoger los servicios del Gil Casares, actuación que la Xunta contempló en los Orzamentos del 2018 con 5,5 millones.

El Rectorado espera ahora la respuesta de la Xunta a su solicitud de una reunión para abordar conjuntamente el desarrollo de este proyecto clave para la USC y para la ciudad. Hace unos días le envió un informe con sus conclusiones.

¿Por qué es necesario construir la nueva Facultad de Medicina y qué supone no hacerla? 

Juan J. Gestal Otero

La nueva Facultad de Medicina es necesaria para la Universidad de Santiago, para la propia Facultad y para la ciudad, y no hacerla o retrasarla supone una pérdida muy importante para las tres. ¿Por qué digo esto?

Porque para la USC la construcción de la nueva Facultad supondría la consolidación definitiva de Medicina como titulación única del SUG, la Facultad de Medicina de Galicia dependiente de la USC. No hacerlo pone esto en peligro. ¿Alguien se paró a pensar lo que sería la USC sin Facultad de Medicina?

Para la Facultad de Medicina la construcción del nuevo edificio enfrente del Hospital Clínico supone su recomposición, pues está fracturada desde la apertura del nuevo hospital en la Choupana en 1999, y nuevamente tras la apertura del CIMUS diez años después, y necesita cuanto antes recobrar la fuerza de la unión, con instalaciones próximas al hospital y a los institutos de investigación (IDIS y CIMUS) que faciliten la compatibilización de la labor docente con la asistencial e investigadora, y poder contar con nuevas instalaciones adaptadas para la enseñanza de la Medicina actual y futura. Una Facultad de Medicina para el siglo XXI.

Finalmente, para la ciudad su construcción supondrá, como en su día supuso la construcción de la Facultad de Veterinaria, el desarrollo urbanístico de la zona, la solución de los problemas del aparcamiento en el entorno del hospital, que tendrán que abordarse, y la ampliación en 15.000 m2 del Hospital Clínico. No hacerlo supone para la ciudad de Santiago una pérdida de inversión de 45 millones, que es el costo en que estaba presupuestada su construcción y dotación, y de 20 millones más de la ampliación del Hospital Clínico.