«La falta de apoyo familiar dificulta que muchos beneficiarios logren salir de la calle»

m. m. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

22 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada día más personas se acercan a la Cocina Económica, aunque sor Esther Seoane reconoce que hay caras que se repiten desde hace años. «Muchos vienen desde hace tiempo. Una vez que están en la calle, y llevan tiempo en esa situación, es difícil salir; y la falta de apoyo familiar lo hace más complicado». La Cocina Económica, donde se realizaron obras para ampliar el espacio del comedor, siempre hay turnos para comer. No se puede hablar de un número exacto de comensales cada día, pero lo habitual es que al mediodía se reúnan allí entre 180 y 200 personas. En las cenas «no se baja de cien, y muchas veces se supera. Cuando menos gente viene es al desayuno, pero tenemos entre 60 y 70». En fechas señaladas, como las pasadas Navidades, los usuarios habituales se llevan un detalle, «que suele ser objetos para el aseo personal, y viene más gente. Pero primero se lo damos a los habituales, porque los recursos son limitados».

Cuando los usuarios se quejan del precio de las comidas, sor Esther Seoane es clara. «Los recursos son lo que son. No puede darse gratis, porque las cosas cuestan dinero. Os aseguro que, si no fuera por el Banco de Alimentos, no podríamos dar un menú completo por este precio, pero hay que comprar más cosas».

Hace unas semanas, la cocina recibió un gran lote de aceite, «pero no dura todo el año. Hay que comprar, porque no les limitamos el aceite para las tostadas del desayuno, ni para las ensaladas». En los menús del mediodía se ofrecen dos platos siempre, en los que se puede elegir entre varios productos; y se acompaña de agua, pan y postre. Además de comer en el centro, también se preparan lotes para casa, especialmente si hay menores, que no pueden acudir al comedor social.

En algunas ocasiones, también realizan pequeños préstamos de dinero en metálico. «Si nos piden ayuda para ir a un trabajo o para ir a una entrevista laboral, se la damos porque cabe la posibilidad de que consigan un empleo. Aunque sea unos días, y con poco sueldo, es bueno que vayan, porque es mejor un poco que nada», explica la directora de la Cocina Económica. Estas cantidades están obligados a devolverlas, porque «los recursos son los que son».