La guardería de Santa Susana reabrió con deficiencias tras dos años cerrada

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

El agua se cuela en el interior del edificio cuyas obras de reforma acabaron con retraso

15 dic 2018 . Actualizado a las 15:17 h.

La reciente restauración del edificio de 1909 que acoge la escuela infantil Santa Susana en la Alameda, cerrada durante dos años por obras, tiene hasta 36 deficiencias, según un informe que hizo público Comisións Obreras. La relación de deficiencias fue remitidas a los responsables de la Consellería de Política Sociais, según el sindicato, y afectan tanto a la seguridad y bienestar de los niños como a la salubridad en la cocina y la lavandería. Muchos daños se denunciaron en los primeros días de funcionamiento del centro, reabierto a mediados del pasado mes de octubre.

De todos los desperfectos, el peor es la entrada de agua. La pasada semana, cuando se registraron episodios de fuertes lluvias, entró agua en la sala de usos múltiples y se filtró también por uno de los armarios. Los trabajadores detectaron fallos en el cierre de las ventanas de varias aulas y en la puerta de la terraza, por donde entra agua a la escuela.

Otras de las cuestiones que más preocupan a los portavoces de los trabajadores están relacionadas con la falta de espacio y de material de juego. Destacan que en la sala destinada a los bebés más pequeños no caben las ocho cunas que debería acoger, y el personal no dispone de espacio entre ellas para atender a los pequeños. En alguna ocasión se tuvo que sacar una cuna al pasillo, según denunciaron fuentes sindicales. La falta de espacio en el comedor obliga a que los niños tengan que comer en sus aulas. Tampoco es suficiente el espacio de las aulas de dos y tres años, donde no caben veinte niños. En cuanto al material, solo hay cuatro tronas para quince niños, y no se cuenta con juguetes adaptados. En cuanto a aspectos de seguridad, los portavoces sindicales denuncian la falta de protectores para las esquinas, puertas que no cierran correctamente y cierres que entrañan peligro para la seguridad de los niños en el patio de la primera planta.

En la cocina, además de considerar que el espacio es insuficiente, apuntan que los alimentos elaborados pasan por la zona de la oficina, lo que no está permitido por la normativa. Denuncian que la zona que rodea la plancha, la cocina y la freidora no está terminada, las ventanas de la cocina carecen de mosquiteros y los sistemas eléctricos de eliminación de insectos no se pusieron a funcionar por falta de instalación eléctrica. Por si fuera poco, los trabajadores tienen que soportar un olor a cloaca en la lavandería del centro.

Política Social alega que los problemas están resueltos o en vías de quedar solucionados

La Consellería de Política Social solo reconoce un error propio entre los que ha denunciado CC.OO. Se trata de un fallo a la hora de comprar el material y los equipamientos de la escuela de Santa Susana. En lugar de incluir la compra de una lavadora industrial, puso en las condiciones una lavadora de características básicas. La solución no será rápida ni fácil, según la consellería. Todo lo demás, asegura, está «encarrilado». Indican en Política Social que las filtraciones de agua de lluvia están resueltas, y también los fallos que hicieron llover dentro de las aulas. Desde los sindicatos aseguraron que la única intervención fue localizar el foco del problema.

Por lo que se refiere a deficiencias en cierres de puertas y ventanas y de armarios, se trabaja en su resolución, aunque se enmarcan en ajustes de final de obra. Sobre la falta de espacio, tanto en el aula de bebés como en las de los niños de dos y tres años, y en el comedor, la consellería reconoce que no habrá nada que hacer. «Todo é achacable ás limitacións da estructura», esgrime. Explican en Política Social que, desde el punto de vista arquitectónico, el edificio no da para más, y que ya se sabía que habría limitaciones. Con todo, indican que no está previsto reducir el número de plazas del centro para adaptarlo a las condiciones reales, porque existe una evidente falta de plazas en la ciudad y todas son necesarias. La consellería rechaza, eso sí, las denuncias de supuestos fallos que afectan a seguridad de los niños. Sostiene que el edificio pasó todos los controles e inspecciones de seguridad que permitieron la apertura del centro.

Otro problema que los padres ya denunciaron desde el primer día de clase fue la falta de un lugar para dejar los carritos de los niños. Política Social señala que lo solucionará pronto, pero descarta levantar un galpón de uralita, porque no lo permitirá ni el enclave ni las características del edificio protegido. Indica que el problema de los malos olores de la lavandería está solventado.