Salud, autonomía y calidad de vida son los grandes retos del colectivo Down

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

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xoan a. soler

En el encuentro de familias y hermanos celebrado en la ciudad destacaron la fuerza del movimiento asociativo para avanzar

10 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La salud, la autonomía y la calidad de vida son los tres grandes retos del colectivo de personas con síndrome de Down. Así se concluyó en el encuentro de familias y hermanos celebrado los últimos días, con más de 500 asistentes. Destacaron que, para avanzar en esos objetivos, «solo la fuerza del movimiento asociativo permitirá la no discriminación, el respeto a los derechos de las personas con discapacidad y su empoderamiento».

Jóvenes con síndrome de Down resaltaron en este encuentro la importancia del empleo y la vida autónoma. «Consideran que el trabajo permite una mayor independencia económica y más autonomía personal, ofreciendo la posibilidad de vivir nuevas experiencias vitales y de ocio y de mejorar la autoestima», sostienen.

En la clausura se formularon conclusiones sobre la investigación de nuevas terapias sobre el síndrome de Down, salud, educación inclusiva, vida en pareja y vida independiente de las personas con discapacidad, envejecimiento, y sobre derechos y obligaciones del colectivo.

Se enfatizó asimismo el papel de los hermanos que conviven con personas con síndrome de Down, pues eso «les ha producido un fuerte impacto positivo en su vida y les ha aportado una fuente inagotable de vivencias y lecciones. Son expertos en síndrome de Down sin haberlo estudiado. Quieren ser ellos los encargados de transmitir su visión y desmontar los mitos que se encuentran y enfrentan».

Se insistió en la defensa del «valor de la diversidad y de una mirada diferente de la vida y de la sociedad» que aportan las personas con síndrome de Down. En el ámbito de la salud, se apuntó que estas personas «deben desempeñar un papel protagonista y participar en los programas de vida saludable».

En educación se apeló a la «obligación de responder a la diversidad» por parte del profesorado. «Tener un alumno o alumna con discapacidad no impide el funcionamiento del aula. Todos los alumnos mejoran de forma significativa con la utilización de metodologías inclusivas», afirman.

Enfatizan igualmente que «el reto de la autonomía y del acceso al trabajo de las personas con síndrome de Down es un derecho que supone mucha implicación y exigencia para la familia, que debe estar dispuesta a asumir», según recogen las conclusiones.