La caída de losetas en edificios del Ensanche delata una ausencia de mantenimiento

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Los inmuebles que tienen más de 50 años y aún no disponen del informe de evaluación incumplen la ley

07 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La falta de mantenimiento, unida a un modelo de construcción poco eficiente, está detrás de los desprendimientos en las fachadas de inmuebles del Ensanche y de otros barrios tradicionales de la ciudad. Si hace unos días cayeron varios elementos del edificio Zafiro, en la rúa Santiago de Chile, en otras ocasiones se vieron afectados inmuebles de la plaza de Galicia, plaza Roxa, Romero Donallo y, en la jornada de ayer, el número 14 de la rúa Xoana Nogueira, en Pontepedriña. Unos problemas que, pese a la antigüedad, no se producen de forma habitual en el casco histórico, donde suele ser más frecuente la caída de tejas o de cristales de las ventanas de inmuebles en estado ruinoso.

El presidente de la delegación de Santiago del Colexio de Arquitectos de Galicia, Santiago García, explica que hace décadas el sistema de colocación de las placas en las fachadas «se hacía empleando materiales para adherir las piedras, pero se ha podido constatar que no es un método con durabilidad». Más recientemente, estas se sujetan a las fachadas con tornillos y otros elementos que permitan garantizar que la piedra soportará el paso de los años y las inclemencias meteorológicas.

García apunta que estos acabados están «sometidos a la humedad y a los ciclos de dilatación y contracción, habituales por los cambios bruscos de temperatura, y de ahí que sea más frecuente su caída en verano». Los desprendimientos que se están produciendo más recientemente «podrían estar vinculados, además de a un sistema de colocación de los elementos poco eficiente, a una clara falta de mantenimiento de los edificios». En este sentido, el presidente del COAG en Santiago recuerda que la Ley de Rehabilitación, Renovación y Regeneración Urbana contempla la obligación de realizar los informes de evaluación de edificios. Todos los que cumplieron 50 años están obligados a contar con este informe, aunque García reconoce que la mayoría no realizaron la inspección, y apunta que las Administraciones son las encargadas de controlar la situación. Solo cuando se producen ventas o se piden ayudas, la Administración solicita el informe. Pero «hay que matizar que, tengan o no el informe, los daños son responsabilidad de los propietarios», explica el presidente del COAG en Santiago. De acuerdo con la ley, los edificios que el 28 de junio del 2013 tenían ya 50 años cumplidos contaban con una moratoria de cinco años para hacer el informe. Es decir, desde el pasado mes de junio todos esos inmuebles deberían tener dicho informe.

La asociación vecinal pide mayor implicación de las comunidades de propietarios en la conservación

Xosé María Durán, presidente de la Asociación de Veciños Raigame, del Ensanche, reconoce que esta zona sufre los males del envejecimiento de los inmuebles y llama la atención sobre la necesidad de que las Administraciones se vuelquen también con este barrio para ayudar a las comunidades de propietarios a afrontar económicamente las reparaciones y trabajos de mantenimiento.

En este sentido, Durán indica que el problema es mayor en los edificios de menor tamaño, porque el coste de las obras de mantenimiento se reparten entre menos propietarios, y en muchos casos «con rentas pequeñas». A su entidad llegaron casos de inmuebles en los que las comunidades de propietarios tuvieron dificultades para recaudar todos los fondos necesarios, hasta el punto de abandonar proyectos porque algunas personas no podían afrontar los presupuestos.

Por otro lado, considera que la situación es distinta si se trata de inmuebles en los que residen mayoritariamente propietarios y en aquellos que son destinados fundamentalmente al alquiler. En los primeros, en su opinión, hay más implicación que en los segundos.

El presidente vecinal del Ensanche sostiene que los propietarios también deberían asumir su responsabilidad con la conservación de las zonas comunes. Durán indica que, debido a la competencia de otras zonas de la ciudad más nuevas, muchos propietarios aceptaron la necesidad de conservar y modernizar el interior de los pisos destinados al alquiler, pero «olvidan el exterior».

Por otro lado, Xosé María Durán lamenta también la falta de agilidad por parte de la Administración municipal a la hora de resolver las solicitudes de licencias para obras, lo que entorpece la ejecución de proyectos, concluye.