Rafael Araújo: «Una persona con epilepsia puede conducir si cumple los requisitos»

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

MARCOS MIGUEZ

La probabilidad de sufrir un accidente es de entre un 7 % y un 10 % más y considera que «falta más sensibilización»

17 nov 2018 . Actualizado a las 00:14 h.

Serafín Rafael Araújo Meleiro (Pontedeva, Ourense, 1968) va a cumplir el próximo mes dos años en el cargo de jefe de Seguridad Vial de la DGT en la provincia de A Coruña. Esta tarde dará una charla en Santiago, organizada por la Unión Galega de Epilepsia (Ugade), a las 17.00 horas en la Casa das Asociacións de Benestar Social (Cabes), donde arrojará luz sobre algunas cuestiones relacionadas con la conducción y la epilepsia, un trastorno neurológico crónico que afecta en Galicia a unas 27.000 personas.

-¿Puede una persona con epilepsia conducir con normalidad?

-Puede conducir. ¿Con normalidad? Si cumple los requisitos que establece el reglamento sí. Hay una serie de requisitos, condicionantes y restricciones que tiene que cumplir, siempre en virtud de un informe neurológico.

-¿Qué precauciones debe tomar?

-Un paciente conocedor de su enfermedad, lo primero que tiene que hacer es informarse bien y recurrir al neurólogo que le trate para estar al corriente de sus limitaciones. En segundo lugar, ser consciente de que puede producirse una situación de perdida de capacidades al volante, de reacción, de concentración y de maniobrabilidad, por lo que es necesario que cumplir estrictamente lo que establezca el profesional que le atiende. Según los datos que manejamos, una persona con epilepsia tiene entre un 7 % y un 10 % más de posibilidades de sufrir un accidente que otra que no.

-¿Qué medidas hay para evitar que se ponga al volante un paciente potencialmente peligroso?

-Las medidas que establece la DGT son las que se publican en el reglamento de conductores. El hecho de que el afectado lo cumpla o no ya es una decisión personal de cada uno, aunque la implicación del entorno familiar puede ser determinante. Ejercen esa labor de control, desde la preocupación, cuando y el propio paciente no asume o es consciente del peligro que puede implicar que conduzca. Lo mismo pasa con las personas mayores en Galicia. A medida que van pasando los años las facultades psicofísicas merman y vas perdiendo las facultades, pero no siempre lo aceptan y ahí es donde juega un papel fundamental para concienciarlos ese entorno más próximo y los médicos de cabecera. Nosotros podemos imponerla la norma y controlar su cumplimiento cuando toca, pero no podemos impedir que una persona suba a un turismo si quiere hacerlo y nadie se preocupa por ello.

-La norma establece, desde la última crisis y en función del tipo, un tiempo sin conducir.

-Sí. Hay una casuística en el reglamento, teniendo en cuenta si han sido crisis convulsivas, con pérdidas de conciencia, durante el sueño... y contempla una serie de medidas restrictivas. Además, esto se revisa cada cierto tiempo en base a un informe neurológico para renovar el permiso e incluso para obtenerlo por primera vez.

-¿Qué barreras quedan por superar en torno a este tema?

-Para mí lo fundamental es que se difunda una información seria, concisa y que llegue a la gente. Falta más sensibilización.

-También hay cierto desconocimiento sobre cuándo un diabético puede o no ponerse al volante...

-Es un poco similar. La diabetes diagnosticada también implica una serie de riesgos y por tanto de restricciones. Entre ellas, a la hora de renovar el permiso, hay que acreditar que la enfermedad está controlada y las revisiones se hacen cada menos tiempo. A diferencia de la epilepsia, quizás no hay tanto alarmismo social, en parte porque es una dolencia más extendida, y el diabético es cada vez más consciente que tiene que tomar una serie de precauciones.

«El diabético

cada vez es más consciente de que tiene que tomar precauciones»

«Es una decisión personal, pero la implicación del entorno puede ser determinante»

«Casi la mitad de las víctimas mortales en la provincia este año iban sin cinturón»

Para Rafael Araújo es «importantísimo insistir en la educación vial desde la etapa escolar, pero todavía a día de hoy hay un altísimo porcentaje de personas que no llevaba el cinturón puesto al tener un accidente. Aunque se cree que este es un tema superado hay especial reticencia entre los mayores». En la provincia, a expensas de cerrar el balance oficial del 2018, «casi la mitad de las víctimas mortales iban sin cinturón», señala. El porcentaje subió respecto al 2017 (se cerró con un 36 %), aunque avanza que no solo ha subido este año la incidencia en este aspecto, ha crecido en general, si bien es cierto que el pasado tuvo resultados muy positivos.

-Es época de gripes y, tanto en este caso como en el de las alergias, el reglamento solo hace una recomendación de evitar conducir o de reducir trayectos...

-Ahora, los medicamentos que pueden tener efectos secundarios y afectar a la conducción ya vienen con un símbolo en las cajas que advierte de eso. Los fármacos habituales para la gripe, por ejemplo, suelen tener Paracetamol, que produce somnolencia, pero la gente todavía no es muy consciente de la gravedad que puede suponer una pérdida mínima de conciencia o concentración, incluso la lentitud de reflejos o a la hora de tomar decisiones si no duermen lo necesario. Una vez más, las familias juegan un papel esencial.

-A título personal, ¿establecería una edad máxima para conducir?

-En Galicia hay un gran problema con los mayores y cada vez la edad media aumenta más, pero tampoco puedes limitar el uso del vehículo a todo un sector. Hay mecanismos que la propia ley de Tráfico para detectar la pérdida de actitudes psicofísicas. No obstante, un colectivo que debería implicarse más en la concienciación son los médicos, a la hora de informar de la limitación y peligros que tienen para conducir.