Aumentan las voces críticas sobre el nuevo control de acceso al Obradoiro

Patricia Calveiro Iglesias
P. calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Comerciantes, arquitectos y referentes del urbanismo lo consideran poco acertado

24 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que pretendía ser una solución definitiva para frenar el acceso de vehículos al casco antiguo compostelano por San Francisco y para reforzar las medidas de seguridad antiterroristas, está levantando ampollas. La actuación, todavía inacabada, no solo ha sido criticada por el presidente de la Asociación en Defensa do Patrimonio Cultural Galego (Apatrigal) en cuanto al impacto visual que tiene el conjunto de bolardos, señales, lectores de tarjetas y otros elementos en un enclave monumental sensible; también la consideran poco acertada la asociación de comerciantes de la zona histórica Compostela Monumental, otros arquitectos y referentes en urbanismo.

Entre ellos está el arquitecto y exalcalde compostelano Xerardo Estévez, quien sostiene que «hai que repensar este artefacto dende o punto de vista patrimonial».

El presidente de la delegación compostelana del Colexio de Arquitectos de Galicia, Santiago García Suárez, coincide también en que es un sistema «extremadamente aparatoso. Llama la atención y es poco coherente con el enclave». Es partidario de una solución más económica y discreta que impida los recorridos de lado a lado del casco histórico para controlar el acceso rodado. En todo caso, apostilla, «si la motivación es evitar un atentado hay que resignarse a esa razón mientras no cambien los tiempos».

Menos comprensivo es el presidente de Compostela Monumental, José Manuel Bello: «Evidentemente, la seguridad es muy importante, pero no existe al 100 %. Vemos un gasto excesivo y no nos han consultado, ni a los comerciantes ni a los vecinos, que fuimos quienes pagamos las piedras de la calle en los años 40. A nivel estético es una verdadera chapuza y hay otras fórmulas más acordes al plan especial».

Bello asegura que ha sido «la mayor inversión en cien años en la rúa de San Francisco. Lo único que se ha acordado es acotar la calle, cuando no hay fibra ni presión de agua», a la vez que augura problemas en las descargas y servicios urgentes para comercios y vecinos. «El tiempo demostrará si esto es funcional o no», concluye.