Alejandro Melchor (Mou): «Aprender a tocar un instrumento debe ser algo divertido desde el primer día»

Patricia Calveiro Iglesias
P. CAlveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

El cofundador de A Casa do Rock resalta que la escuela supera ya los 400 alumnos

10 oct 2018 . Actualizado a las 09:11 h.

¿Saber solfeo es indispensable para empezar a tocar un instrumento? Alejandro Melchor, más conocido como Mou, y Adrián Hernández (Krecho) creen que no. De hecho, ambos aprendieron por su cuenta a tocar la guitarra y la batería, respectivamente. Compostelanos -de la cosecha del 84- y metaleros, descubrieron un día charlando que también compartían la misma aspiración: crear un centro de formación musical donde la teoría se pusiera al servicio de la práctica. «No veíamos con mucha lógica el método que había en conservatorios y escuelas, donde ponían a los niños a leer partituras antes de tocar el instrumento. Es como poner a leer un libro a alguien que no sabe hablar», señala Mou. Fue así como decidieron fundar A Casa do Rock, un centro de formación musical que rompió los esquemas tradicionales.

«Aprender a tocar un instrumento debe ser algo divertido desde el primer día», defiende el guitarrista. La idea es que los alumnos empiecen a practicar desde el minuto cero y vayan luego adquiriendo conocimientos, a medida que sean necesarios para avanzar. Con esta filosofía nació A Casa do Rock en el 2011 en Luou (Teo). Empezó en el bajo de una casa, la de los padres de Krecho. Tres años después, tenían más de 60 pupilos, en su mayoría universitarios y adultos. El espacio se quedaba pequeño y la escuela se trasladó a Santiago, donde llevan cuatro años impartiendo ilusión por la música.

Hoy, en el centro de Rosalía de Castro ya superan los 400 alumnos, desde niños hasta septuagenarios, porque «el rock no tiene edad», dice Mou. Y algo debe tener de adictivo cuando han llegado a matricularse familias enteras y una vez inscrito el hijo muchas va detrás el padre, o viceversa. Para los niños han creado clases específicas de iniciación, donde pueden explorar con el ukelele, la guitarra, el violín, el piano, la batería... De esta forma descubren qué les interesa realmente y los padres se evitan el desembolso por un instrumento que acabará juntando telarañas.

Estudios convalidables

Mou explica que disponen de dos modalidades de enseñanza musical, la libre y la oficial. En el primer caso, las clases son personalizadas y centradas en la práctica del instrumento (incluido el vocal). Y el otro implica materias complementarias -como lenguaje musical, armonía, improvisación o composición- y supone obtener una titulación homologable a nivel europeo, pues A Casa do Rock es el primer y único centro oficial RockSchool en Santiago y de los pocos gallegos.

En la escuela de música enseñan a tocar una decena de instrumentos y cuentan con 15 profesores, entre ellos Thais Rudiño, finalista del concurso La Voz, además de músicos con mucho rodaje (solo entre Mou y Krecho ya suman cerca de un millar de conciertos). Además, periódicamente organizan talleres y masterclass abiertas a alumnos externos al centro. En el próximo, por ejemplo, Pablo Ferradás dará las claves para cuidar la voz y entrenarla para una actuación. «Estas clases no van dirigidas solo a profesionales, también a gente que está empezando y que puede aprender cosas interesantes de personas que saben mucho», indica Mou.

«Otra de las asignaturas que damos es el combo, donde juntamos (en función de sus capacidades, gustos y edades) a un batería, un par de guitarras y un bajo para formar una banda», cuenta el santiagués. De ahí ya ha salido algún conjunto, como Rockaína.

Aunque queda aún camino por andar en el mundo del metal, dice Mou, el rock cada vez gana más aceptación: «Se está quitando ese estigma que tenía de música de suburbio. Hay médicos, abogados y arquitectos a los que les gusta y ya no son vistos como unos arrastrados por eso».

El protagonista. Mou ha sacado media docena de discos como guitarrista de distintas bandas metal, desde Trashnos a Fallen Sentinel o Dark Embrace, con la que está más volcado actualmente.

El centro. El primero y el único en Santiago en ofrecer una titulación RockSchool, reconocida a nivel europeo.