La acampada libre de peregrinos se extiende al centro de Santiago

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

La mayor parte de ellos son extranjeros y en rara ocasión llega a tramitarse una sanción económica

09 oct 2018 . Actualizado a las 22:40 h.

Amanece en el parque de Belvís y los primeros paseantes del día se encuentran con una tienda de campaña instalada junto a un muro de la vaguada compostelana. «Agora temos un novo pisiño de peregrinos», publicaban los vecinos de la zona con perplejidad en las redes sociales. Contra lo que pueda parecer, no es un caso aislado. Este verano hasta la plaza de la iglesia de San Pedro -en la arteria principal del barrio y último tramo del Camino Francés- fue utilizada para la acampada libre por parte de peregrinos, que cada vez se preocupan menos por resguardarse de la autoridad y de las miradas curiosas cuando se trata de ocupar espacios públicos.

Pero no solo San Pedro es vulnerable a una práctica prohibida en Galicia, así como en la mayor parte del territorio español. Últimamente se han registrado casos en San Lourenzo y en alguna ocasión puntual en la Alameda, según consta a la Policía Local. A estos hay que añadir otras ubicaciones habituales a las afueras de la ciudad, como en Roxos (Villestro), en el inicio del trazado del Camino a Fisterra que tan de moda se ha puesto en los últimos años una vez completada la gesta jacobea en Compostela.

El buen tiempo lo fomenta

A pesar de lo llamativo de las ubicaciones elegidas para la acampada libre, desde la Policía Local indican que no se ha detectado un incremento sustancial con respecto a otros años. La principal diferencia, subrayan, es el inusual buen tiempo que está acompañado a este otoño, pues las primeras lluvias de septiembre bastaban habitualmente para hacer desaparecer automáticamente las tiendas de la vía pública.

En su interior, encuentran en la mayor parte de los casos a peregrinos extranjeros, que no siempre conocen la norma sobre la acampada libre en Galicia. Ante este tipo situaciones, la Policía les informa de que no está permitido y suelen levantar el campamento al momento, por lo que rara vez se tramitan sanciones económicas contra ellos.

«No es cuestión de imagen sino de permisividad»

El barrio de San Pedro, por el que cada día llegan a Compostela decenas de personas completando el Camino Francés, parece tener cierto encanto para la acampada libre a tenor de los últimos acontecimientos. Mercedes Vázquez, como miembro y portavoz de la asociación vecinal de la zona, A Xuntanza, considera que esta ya «no es una cuestión de imagen sino de permisividad».

«A nosotros, como asociación, nos cobran por montar un mercadillo que ocupe la vía pública, por ejemplo, y creo que las normas deberían estar para todos por igual para que esto no se convierta en un caos y la gente no se tumbe en medio y medio de la calle como si fuera una playa», continúa la vecina de San Pedro, quien además repara en que este fenómeno «no es un problema tampoco de que falten plazas de alojamiento en la ciudad». Las hay y baratas, especialmente si uno está dispuesto a renunciar a cierto confort, incluso en temporada alta.

«Lo que sí es cierto es que falta cierto control y vigilancia en el Camino. Es complicado, porque presionar al turista y hacerle cumplir las normas puede acabar perjudicando a un sector de la economía, que acabaría quejándose. Hay intereses cruzados, como sucede con las terrazas», concluye Mercedes Vázquez.