Arrestado el hombre que atracó a una panadera en Casas Novas y a otros once transportistas

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

El ladrón se situaba en zonas de carga y descarga o en paradas de trabajadores de mensajería en Santiago

06 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un varón español de 29 años de edad era, presuntamente, el ladrón que en las últimas semanas se había especializado en robar a transportistas y repartidores a los que vigilaba y se llevaba su dinero aprovechando que abandonaban momentáneamente su vehículo.

La Policía Nacional abrió una investigación tras recibir varias denuncias en las que las víctimas relataban unos hechos que casi siempre tenían el mismo modus operandi. El ladrón se situaba en zonas de carga y descarga o en paradas de trabajadores de mensajería en Santiago y, tras vigilarlos y observarlos, aprovechaba que algunos dejaban las puertas abiertas de sus furgonetas o camiones de reparto para entrar al vehículo y llevarse tanto dinero como efectos personales e incluso mercancía.

Los agentes de Seguridad Ciudadana y de la Policía Judicial lograron identificar, localizar y detener al presunto ladrón, al que se le imputa un robo con intimidación, dos robos con fuerza, dos delitos de hurto y siete delitos leves de hurto. En total, doce golpes. El arrestado cuenta con antecedentes policiales y se le intervinieron varias armas blancas y un vehículo tipo furgoneta. Tras su paso por la comisaría, fue puesto a disposición judicial.

La ladrona que volvió al lugar del robo

Regresó al comercio del que se llevó 400 euros en perfumes y acabó detenida porque la reconocieron

x. m.

Dicen que el asesino siempre vuelve al lugar del crimen. Lo que no se sabe muy bien es para qué. Quizás por morbo o para disimular y enterarse de cómo va la investigación. En el caso de una mujer de 39 años y nacionalidad española detenida por la Policía Nacional como presunta autora de varios hurtos en tiendas de ropa y perfumería sí se sabe por qué regresó al lugar del robo: para seguir delinquiendo. Y le salió mal, porque las dependientas no tardaron en reconocer su cara, llamaron a la seguridad privada y acabó en un coche patrulla de camino a la comisaría.

Días antes del arresto, la mujer se había dejado caer por un establecimiento de perfumería situado en un centro comercial de la ciudad. Se hizo pasar por una clienta más, pero cuando salió por la puerta las dependientas se dieron cuenta de que se había llevado perfumes valorados en más de 400 euros.

Así que, cuando a los pocos días la volvieron a ver entrar en la tienda como si nada hubiese ocurrido, dieron el aviso a los vigilantes de seguridad del centro comercial, que la retuvieron hasta que llegaron los agentes de la Policía Nacional.

Tras su identificación, los policías localizaron el coche de la detenida en el párking exterior del centro comercial y en él hallaron varias prendas etiquetadas y botes de perfume, una mercancía para la que no tenía tique de compra. En el mismo vehículo también aparecieron unas tijeras y una ganzúa que los agentes consideran que la mujer utilizaba para inutilizar los sistemas de alarma de los productos sustraídos.

Fue entonces cuando los miembros de la Brigada Local de Seguridad Ciudadana confirmaron con diferentes establecimientos de la ciudad y del propio centro comercial que las prendas y perfumes hallados en el vehículo eran de procedencia ilícita. Tras el arresto y la pertinente tramitación de las diligencias policiales, la detenida fue puesta en libertad con cargos y se remitió toda la actuación al juzgado.