La ubicación de muchas plazas de discapacitados les impide utilizarlas

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

El traslado de las dos de Viacambre supone cambiar un lugar amplio y seguro por otro exiguo y expuesto al tráfico del Hórreo

20 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

No todas las plazas de aparcamiento reservadas en Santiago para personas con movilidad reducida están situadas en los lugares más adecuados para su uso. Una de las más llamativas es la pintada recientemente en la rampa de Rapa da Folla, un espacio en el que resulta difícil imaginar a una persona saliendo del coche e intentando sentarse en una silla de ruedas. Anxo Queiruga, de Cogami, sostiene que hay que ser muy hábil para no terminar en el suelo. Este espacio no es una plaza aceptable, ni siquiera para una persona que tenga un grado de discapacidad menor.

Pero si esta plaza resulta inservible para muchos usuarios, no son mejores otras situadas en las calles del Ensanche. Quizás para quien no tenga dificultades de movilidad pueda parecer exagerado, pero las plazas reservadas para esas personas deben ofrecer un espacio amplio para poder abrir completamente la puerta y dejar salir al que se mueve en silla, que se vale de muletas o que tiene dificultad de movimientos. En el caso de las calles remodeladas, el espacio es algo más amplio, pero en otras como Santiago de Chile las personas salen directamente al tráfico. Queiruga destaca las plazas que están pintadas en las calles con más tránsito de la ciudad, que no tienen zona de descanso. «Cando vas saír do coche, interrompes o tráfico. Non hai outra forma de facelo», explica. Un punto que resulta especialmente peligroso es el del Hórreo. «Quitaron as prazas dun sitio cómodo e amplo, xunto ao edificio Viacambre. Había dúas prazas que agora son para motos. E puxeron as reservadas no Hórreo, chegando á praza de Galicia», señala. El problema es que ahora se sale directamente al tráfico de la calle o a una acera repleta de postes de señales, que obliga a ser muy preciso para conseguir dejar totalmente libres las puertas del coche. El portavoz de Cogami se pregunta por qué no se consulta con ellos antes de hacer cosas como estas. «Somos nós quen as sufrimos».

Aumenta el uso fraudulento de estos espacios

La Policía Local viene realizando desde hace meses controles específicos sobre el uso de las 310 plazas de aparcamiento para personas con movilidad reducida que hay en Santiago. Si bien reconocen que es complicado detectar todos los casos de uso fraudulento, fuentes municipales indican que se detecta una media de una infracción mensual. El último de los casos fue la semana pasada, cuando se localizó a una persona que estaba usando la tarjeta de un familiar fallecido. Este es uno de los casos habituales, pero también el uso del permiso cuando la persona titular de la tarjeta no conduce ni va como pasajera en el coche. Anxo Queiruga comenta que su organización ha informado de casos concretos que conocieron por denuncias de asociados a Cogami, pero tienen que ser vigilados hasta pillarlos in fraganti. Uno de los fraudes más habituales es el de usar las tarjetas de familiares fallecidos. Para evitar esa picaresca, Queiruga considera que deberían concederse con un plazo más corto. En el caso de las personas de edad avanzada, «dez anos é moito, cun tempo máis corto é máis fácil de controlar», apunta. Queiruga cree que «os que aparcan sen tarxeta é grave, pero o habitual é que sexa por pouco tempo. O peor é facelo cando non se leva á persoa titular da mesma, porque é para horas o para todo o día». El portavoz de Cogami recuerda el caso de un padre, «residente na Coruña, que viña a traballar a Santiago e traía a tarxeta do fillo, que a perdeu polo mal uso». Hace unos días, Queiruga permaneció durante un rato viendo a una persona que aparcó sin la tarjeta preceptiva: «Marchou ao ver que non marchaba eu».