Borrar la pintada en la escultura del siglo XII de la catedral de Santiago costó entre 10.000 y 12.000 euros

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Paco Rodríguez

El resultado de la intervención en la columna de Praterías fue «óptimo», según el director de la Fundación Catedral y el Conselleiro de Cultura

10 ago 2018 . Actualizado a las 00:23 h.

Borrar los símbolos de Kiss de la escultura del siglo XII de la fachada de Praterías tuvo un coste estimado de entre 10.000 y 12.000 euros. Así lo apuntó esta mañana el deán de la catedral de Santiago, Segundo Pérez, acompañado en la jornada en la que se presentaron los resultados de la restauración de la figura por el director de la Fundación Catedral, Daniel Lorenzo, y el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez.

Daniel Lorenzo, se mostró satisfecho con la intervención realizada y explicó los pormenores de los trabajos de limpieza: «El resultado lo podemos considerar óptimo. No es necesario hacer ninguna otra intervención y el criterio fundamental desde el primer momento fue procurar garantizar que no se perdiera el volumen del mármol. Es ya una pieza dañada por el tiempo, por la erosión, por los 900 años que tiene y tuvimos que ser muy cuidadosos para que no se alterase el relieve. Se ha conseguido y se ha hecho con nuestros colaboradores habituales, personal nuestro y material nuestro. Teníamos aquí tanto láseres como todos los materiales disolventes, también piezas de mármol de las mismas características con las que se pudo ensayar previamente. Con lo cual pudimos hacerlo en un tiempo muy corto».

El proceso de restauración fue dirigido por Noelia Márquez, responsable del equipo de restauración y conservación de la catedral, con la ayuda de otros dos conservadores y restauradores, quienes «han trabajado de acuerdo a los estándares más exigentes», subrayó Lorenzo. La actuación consistió en analizar en primer lugar el daño para hacer un diagnóstico, plantear qué tratamientos se emplean, testarlos previamente y ejecutarlos. Explicó que aunque en un primer momento los técnicos consideraron la limpieza por concluida, la aplicación de disolvente vira las tonalidades, por lo que fue necesaria una nueva actuación dentro de un mismo proceso de restauración.

Sobre la colocación del cartel que dice «no tocar» y una cinta protectora alrededor de la columna dañada, el director de la Fundación Catedral reparó en que es una llamada para que nadie entre en contacto con la pieza intervenida ni con ningún elemento de la fachada «porque está, en algunos casos, en un estado de conservación delicado». Lorenzo pidió, una vez más, respeto al patrimonio, ya se trate de pilares u otros elementos.

Para él, tras una «situación calamitosa, desastrosa, ante una situación vandálico-delictiva y todos los calificativos que se le quieran poner, que ya han sido muchos y ninguno sobra», lo importante es concienciar para poner remedio a esa falta de sensibilidad hacia la protección y cuidado del patrimonio, porque «es cosa de todos». Y, en segundo lugar, insistió el director de la Fundación Catedral, poner los medios técnicos que hoy permiten las nuevas tecnologías para vigilar los elementos más excepcionales que pudieran verse en riesgo, incluso por la presencia masiva de visitantes.

«Obriga de defender e vixiar»

El conselleiro de Cultura, por su parte, felicitó a los responsables de la rehabilitación , que se hizo «en tempo récord e a verdade é que practicamente non se nota», y deseó éxito a la Policía, que «segue investigando para atopar á persoa que fixo esta auténtica barrabasada» y que el delito no quede impune. Román Rodríguez se posicionó sobre la petición hecha desde la catedral para reforzar la vigilancia en su exterior, ámbito que ya no es competencia del Arzobispado: «Vivimos nunha xoia cultural, patrimonio da humanidade, que de algún xeito posibilita que as persoas estemos en contacto con obras de arte, dunha riqueza cultural de moitísimos séculos, e temos a obriga de defender, por en valor e vixiar, porque ademáis de ser unha fonte de cultura ten un valor económico de primeirísima magnitude».

«Este casco histórico ten que profundizar na preservación dos valores culturales que ten e temos a obrigación de manter esta natureza deste patrimonio e que haxa tamén unha vixilancia dos espacios exteriores onde a xente está en contacto co mesmo», añadió. Rodríguez, al igual que Lorenzo, considera que esta es una labor de todos. Sobre un posible refuerzo de la vigilancia en la zona monumental se refirió a que esta es competencia de la Policía Nacional y de los medios municipales. «Entendemos que tanto o Concello como a Policía deben ser conscientes que estamos case nun museo ao aire libre e que hai a obriga de manter a seguridade e convivencia dentro dun espazo tan simbólico e senlleiro como é o casco histórico de Santiago».

Sobre la investigación, confirmó el conselleiro que las imágenes de las cámaras fueron «insuficientes» y «están con outras liñas abertas», revisando también los sistemas de videogilancia privados del entorno, al tiempo que concretó la franja horaria en la que se cree que se cometió el delito, entre las dos y las cuatro de la madrugada. Román Rodríguez pidió, de encontrar al autor o autores del acto vandálico, que se apliquen medidas «exemplarizantes».