Mikel Azparren, récord del Camino Francés

Ignacio Javier Calvo Ríos
NASO CALVO SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

El ciclista vasco Mikel Azparren
El ciclista vasco Mikel Azparren Sandra Alonso

Al llegar a la praza do Obradoiro, el ciclista fue empujado accidentalmente por un familiar y acabó en el hospital

06 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Mikel Azparren se salió con la suya. Está claro que el Apóstol Santiago hace milagros. Y de los buenos. No se olvida de nadie, aunque esta vez el ciclista vasco se lo puso bastante fácil. El donostiarra hace tiempo que intenta un récord que solo está al alcance de los más valientes, de los deportistas que la siguen y la consiguen, de esa especie humana que no se da nunca por vencida y que pase lo que pase alcanza cualquier reto que se proponga.

El día que finalizaron las fiestas de la capital gallega, Azparren tenía intención de darse un buen homenaje con los fuegos compostelanos. Sin embargo, ese 31 de julio, es decir, cinco días antes de su hazaña, abandonó inesperadamente su reto de terminar el Camino de Santiago, desde Roncesvalles, en menos de 24 horas. Al llegar a Logroño tuvo que bajarse de la bicicleta, estaba cansado y no tenía fuerzas. Él mismo señaló en el momento de dar por finalizada su aventura que no le encontraba explicación y que desde casi el inicio de su peregrinación se sentía vacío e incómodo.

Pero en este nuevo intento, ni siquiera la ola de calor pudo frenar al bravo donostiarra. En esta ocasión, como había sucedido hace unos días, no tuvo que pedir perdón a su equipo, a sus familiares y a todos sus seguidores por haber fallado en el intento. Antes de partir dijo que ya sería el último intento de su vida.

Y se entregó al máximo, como nunca antes lo había hecho. Esta vez, el Apóstol lo recibió con una gran sonrisa y con los brazos abiertos. La praza do Obradoiro, con una temperatura cercana a los treinta grados, fue testigo de la llegada de un auténtico ironman. Entrenó su cuerpo y su mente para cada una de las fases de esta aventura.

Una apuesta entre amigos

El ciclista vasco, de 47 años de edad y con tres hijos, empezó este reto como una apuesta más entre amigos y compañeros de profesión. Su marca personal para realizar el Camino Francés estaba en 24 horas y 15 minutos, un registro que consiguió en el 2015. Ayer pulverizó el crono. Consiguió recorrer los 751 kilómetros desde Roncesvalles a Santiago de Compostela en menos de un día. Llegó a la praza do Obradoiro en 23 horas y 51 minutos.

Ver la majestuosidad de las dos torres de la Catedral, y después de un esfuerzo tan grande, motiva y mucho para dar las últimas pedaladas como si fuesen las primeras. Mikel Azparren entró como una moto en el empedrado más famoso y reluciente de España, ya con el récord en el bolsillo. Con un pedaleo impecable, con la potencia de un experimentado contrarrelojista, el donostiarra quiso cruzar la línea de meta sin perder ni un solo segundo. Así lo hizo y así firmó la proeza que ya hacía minutos sabía que iba a conseguir.

Sin embargo, con lo que no esperaba encontrarse Azparren es con el duro y amargo sabor de una caída. Se fue al suelo de forma accidental cuando un familiar suyo acudió a ayudarle en el instante de alcanzar su récord. La gran proeza deportiva de este ciclista vasco acabó con la clavícula rota y muchos hematomas. Tuvo que ser trasladado al hospital.

El final fue inesperado, pero Azparren se quedó con lo positivo de su desafío tras haber conseguido, en su tercer intento, recorrer el Camino Francés en menos de 24 horas, un reto por el que lleva luchando desde hace mucho tiempo y que este año entrenó y preparó a conciencia.

Componente emocional

Para Mikel Azparren, el Camino Francés tiene un componente emocional muy fuerte y para Ana García, su mánager, la experiencia fue algo extraordinario. El ciclista entró «como una bala» en el Obradoiro, recuerda García, pero nadie esperaba lo que sucedió segundos después cuando una persona se acercó para ayudarle a frenar y el ciclista «saltó por los aires». Lo lanzó de la bicicleta y se cayó contra el suelo. Una aventura épica.