En Marea pide que se prohíba la instalación de vertederos industriales en suelo rústico protegido

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

Antón Sánchez denuncia la proliferación de instalaciones de este tipo en enclaves que crean alarma social y sensibles desde el punto de vista ambiental

02 ago 2018 . Actualizado a las 14:35 h.

Más de 150 plantas de residuos industriales funcionando en Galicia y cinco en tramitación, y la mayoría en suelo rústico. Se trata de una realidad que denunció el viceportavoz de En Marea, Antón Sánchez, y que justifica una iniciativa parlamentaria presentada por el partido instrumental para corregir esta situación. Si bien la actual legislación indica que este tipo de vertederos deben ubicarse en suelo industrial y solo como excepción en suelo rústico, Sánchez asegura que en los últimos tiempos "estase a converter a excepción na norma", y puso los ejemplos de Lousame, Arteixo, Coristanco (con moción de censura incluida), Laracha o Teo, que se tramitan, a su entender, ante la pasividad de la Xunta, "que unicamente actuou no caso de Grixoa polas protestas dos veciños". En cuanto a este vertedero ubicado en Miramontes y sobre el que se investigan 27 posibles infracciones, En Marea pedirá su cierre definitivo. Y para que no se repitan estas situaciones que provocan molestias a los vecinos afectados y perjuicios medioambientales, En Marea presenta una proposición no de ley en la que pide una modificación de la normativa para que todos estos proyectos tengan que pasar por una evaluación ambiental ordinaria y para que se modifique la Lei do Solo de Galicia, de tal manera que se prohíba la apertura de vertederos industriales en suelo rústico protegido y que solo se apruebe en suelo rústico ordinario "cando non haxa solo industrial dispoñible". Se trata de evitar, en el futuro, casos como el de Laracha, donde se proyecta un vertedero en suelo de rústico de protección forestal. A entender de Sánchez, las empresas lo hacen para ahorrar costes, favorecidas por la "pasividade" y el "desleixo" de la Consellería de Medio Ambiente.