La apuesta del casco histórico

Serafín Lorenzo A PIE DE OBRA

SANTIAGO

14 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El debate está servido. Y afecta al casco histórico. Uno más. A la regulación en marcha que debe conciliar el desarrollo de la oferta de ocio nocturno con el derecho al descanso de los vecinos se une ahora la ordenanza para regular las terrazas. El planteamiento del gobierno compostelano de ajustar el ancho de esos espacios al de la fachada del establecimiento correspondiente parece que, de entrada, no seduce al sector. Pero hay más frentes abiertos. Del Concello han salido las cartas que advierten que los hosteleros que exhiban productos o publiciten sus menús en la vía pública podrán ser sancionados. Suma y sigue. Raxoi también tiene en marcha un plan para reordenar el caótico tránsito de vehículos de reparto por la zona monumental. La idea de facilitar esa distribución antes de la apertura de los locales parece que necesita alguna vuelta más. Aunque para asignatura pendiente la de poner orden en la recogida de basura, para acabar con la imagen de las bolsas amontonadas en la calle y para evitar, en la medida de lo posible, que los operarios realicen su trabajo mientras la gente cena en las terrazas.

Pero sobre todos estos problemas emerge el reto de fijar población y comercio en un área en la que alrededor de 700 de sus 2.300 locales carecen de actividad. Y el primer paso tiene que ser dotar de unos servicios mínimos a una zona en la que bien entrado el 2018 todavía persisten los problemas de conexión a Internet. Hay que combatir con rigor el efecto burbuja que crean los pisos turísticos ilegales, pero también traer el casco histórico al siglo XXI.