Italo Péndola: «Invito a los turistas a comer ostras para romper las barreras psicológicas»

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

CEDIDA

El italiano explica cuáles son los gustos de los visitantes en función de su procedencia

27 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Italo Péndola (Génova, 1968) conoce Compostela como la palma de su mano. No en vano, el italiano ha pasado media vida en ella. Llegó con 24 años. «Mi padre vino a vivir aquí en 1991. Encontró trabajo de recepcionista en un hotel y, un tiempo después, en 1994, llegué yo», cuenta. Aunque estudió Ciencias Políticas, acabó en la rama del turismo. «La carrera de guía era el destino inevitable», afirma.

«El Camino fue creciendo y entré, por casualidad, en contacto con el mundo de los guías. Un grupo de profesionales a los que les di clases de italiano me sugirieron dedicarme a esto, porque sabía hablar cuatro idiomas: italiano, español, francés e inglés», explica. Péndola vio la oportunidad de tener un trabajo divulgativo, al aire libre y que le permitiese estar en contacto con la gente. «Tuve que formarme y este es un oficio en el que es necesario reciclarse constantemente», dice.

Sus rutas van más allá de la Catedral y el botafumeiro. Introduce anécdotas para que el recorrido sea más ameno, comentarios «que marcan la diferencia y que se salen de los datos históricos puros y duros, porque Santiago no es solo el Apóstol. Es cultura celta, suevos o comunidad judía, que ha ocupado un rol importante en la economía de la ciudad, donde hubo grandes plateros y azabacheros judíos», indica. Además, se esfuerza en tratar de explicar cómo es el día a día y todas sus rutas incluyen una visita obligada para «explorar» la Praza de Abastos. Allí, señala, «invito a los turistas a probar ostras para romper las barreras psicológicas con las que vienen muchos de ellos». Este genovés enamorado de la capital gallega, de sus vecinos y de la calidad de vida que hay por estas coordenadas del mapa, se ocupa de que saboreen Santiago en todos los sentidos en las dos o tres horas que pasan con él.

«Es muy bonito tener inspiración en cualquier esquina. Cada rincón tiene su historia y somos una sorpresa para quien nos visita por primera vez. A veces, nosotros [Péndola ya habla a estas alturas de sí mismo como compostelano] no somos conscientes del valor y la riqueza que tenemos a nuestro alrededor», afirma con tono entusiasta.

Las preferencias

«La persona que nos visita viene atraída generalmente por la historia, que va más allá de la religión. Somos un camino de culturas, con una gran gastronomía y vinos que la gente disfruta, aunque en cada sitio tienen sus preferencias», sostiene.

«Vienen muchos grupos del Extremo Oriente, que se quedan alucinados con el pescado y marisco, sobre todo cuando les cuentas cómo se extrae el percebe», relata. Pero no hace falta recorrer tantos kilómetros. Péndola se encontró con italianos que para comer el pulpo á feira le quitaban la piel. «La mayoría insiste en hacerlo con tenedor y yo les digo que hay que hacerlo con palillo, que es como se acostumbra aquí. Quizás, los más reacios a probar cosas nuevas son los norteamericanos o gente menos viajada», continúa.

«Con los italianos sé que tengo que prever una parada para que tomen su expreso. El norteamericano es un público fácil: todo es huge y wonderful, porque para ellos 400 años de historia ya es algo muy remoto. Y con el francés y el italiano tienes que sacar los fuegos artificiales y tirar de gastronomía». La clave, indica Péndola, está en «crear lazos» y Santiago tiene un poco de cada sitio: «Hay hasta referencias a Perú en el oro de la Catedral y el sonido de la gaita despierta una emoción especial en el irlandés. Buscas lo que nos une y llegar al corazón».

El guía italiano reclama «que se reconozca nuestro trabajo, cada vez más infravalorado». Defiende que Internet nunca podrá mostrar lo que ellos, la esencia, ni dar una atención personalizada, porque «el casco antiguo puede llegar a ser un laberinto» y hay demasiadas cosas de interés. Aunque las redes sociales también se han convertido en un aliado para los profesionales como él, que tiene incluso su propia página web para promocionarse.

Perfil. El genovés estudió Ciencias Políticas. A su llegada a Santiago, comenzó en las importaciones y exportaciones, pero no tardó en dar el salto a la rama turística como guía. Es miembro de Asociación Profesional de Guías de Turismo de Galicia y del Clúster de Turismo.