Las terrazas anuales crecen un 19 % y superan ya a las de temporada

rosa martínez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

En el 2017 se tramitaron medio centenar de sanciones por importe de 17.550 euros

10 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El terraceo sigue en auge en Compostela. En los últimos ocho años la demanda del sector prácticamente se ha duplicado, hasta llegar a las 409 licencias (212 en el 2008). Pero no solo crece la ocupación de espacio público vinculado a la hostelería, también decrece la estacionalidad de las terrazas, hasta el punto de que este año las licencias de carácter anual superan por primera vez a las de temporada. La prolongación en los últimos años del buen tiempo -aunque no es el caso de estos días-, junto con la afluencia turística, ha sido determinante en ese avance, como en su momento lo fue la prohibición de fumar en espacios públicos.

La búsqueda de alternativas en el sector para limitar el impacto de la ley del tabaco disparó la solicitud de permisos para terrazas hosteleras en el 2012 por encima del 17 %, hasta las 271. Los cambios en la normativa municipal que abrieron la posibibilidad del terraceo en calles como la Raíña le darían otro empujón en el 2015. Las licencias subían entonces prácticamente un 35 % para rozar las 330. Y este año avanzan otro 9 %, aunque exclusivamente por el tirón de las de carácter anual. Las de temporada se mantienen exactamente en las 198 del 2017, pero las que permiten sacar sillas y mesas al exterior durante todo el año crecen un 19,2 %. Suman 211 y suponen ya el 51,6 % del total.

Las nuevas licencias tiran también de los ingresos municipales, que crecerán un 10 %. Pasarán de los 200.000 euros (207.945). Pero no serán esos los únicos que depare esta actividad. Porque siempre hay quien arriesga e incumple desplegando más mesas de las que le permite la licencia o quien, directamente, saca su actividad hostelera a la vía pública sin permiso. Esa actividad irregular está generando sanciones por encima de los 14.000 euros en los últimos años. En el 2015 fueron 14.500, pero el pasado año llegaron a los 17.550. En lo que va del 2018 se ha llegado de momento a los 3.250, correspondientes a cinco expedientes, aunque ya hay otros nueve en tramitación en los que todavía no se ha fijado cuantía. Y todavía no ha comenzado la temporada turística alta, al menos no para las terrazas. El tiempo climatológico este año no lo ha permitido todavía.

La carencia de licencia fue la irregularidad más detectada (15)el pasado año, prácticamente a la par con la de quienes instalaron más elementos de los permitidos.

El resto de la infracciones se concentraron en la falta de limpieza tras la retirada de la terraza, incumplimiento de horarios y en la instalación de amplificadores no autorizados. Ese patrón es el que se está viendo este año, con siete expedientes abiertos ya a terrazas sin permiso, cuatro por desplegar más elementos de los permitidos y tres por no respetar horarios.

Ya sean anuales (72) o de temporada (69), la terraza que más impera en la ciudad es la que dispone de entre 10 y 20 metros cuadrados. Son el 35 % del total. Aunque sus tasas dependen de la superficie y del índice de situación, el coste medio de las anuales en ese tramo ronda los 530 euros. El de las de temporada, los 355.

Un único local acumula cinco de los 14 expedientes abiertos en lo que va de año

Las sanciones suelen retraer actitudes contrarias a la normativa. Pero no siempre, y en el caso de las terrazas hay ejemplos de reincidencia más que llamativos. De hecho, cinco de los 14 expedientes abiertos en lo que va de año se corresponden con un único establecimiento, al que ya se le abrieron otros tres en el 2017, todos ellos por carecer de autorización. Parece el caso más claro de reincidencia, sobre todo careciendo de permiso. Pero no es el único. Ni el único llamativo.

Los controles sobre esta actividad han detectado otro establecimiento que persiste en estirar horarios y aforo. El pasado año tuvo seis expedientes y ya le han abierto uno en el 2018 por extralimitarse con la normativa. Curioso es también el caso de otro con cuatro expedientes en el 2017 y uno en el 2018: primero se le abrió por carecer de autorización, después por tener más elementos de los autorizados y finalmente por falta de limpieza. El que sí pareció tomar nota, al menos de momento, es un cuarto reincidente del 2017, con tres expedientes entonces por desplegar elementos de más.