Marcelo Castelo: «Muchas de las pifias hablando en público son por sentir el ego herido»

Tamara Montero
Tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Xoán A. Soler

El libro «¡Si lo sé, no lo digo!» de este experto en comunicación enseña a salir airoso a la hora de contestar preguntas

05 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Los buenos comunicadores nacen o se hacen? Sobre todo, se hacen. Es una de las conclusiones a las que ha llegado Marcelo Castelo, experto en comunicación persuasiva y liderazgo carismático que ayer presentó en la Cámara de Comercio, y acompañado por el profesor Xosé Luis Barreiro Rivas, su libro «¡Si lo sé, no lo digo!», que enseña a salir airoso de cualquier situación comunicativa en la que haya que responder preguntas y que es el primero en español que aborda esta temática.

-¿Se puede aprender a afrontar una pregunta incómoda?

-La pregunta es muy oportuna, aunque no debería decirlo porque en el libro explico que nunca se deben adjetivar las preguntas que te hacen [ríe]. La mayoría de la gente no se para a pensar y cree que no hay forma de preparar una entrevista porque las preguntas que te pueden hacer son totalmente infinitas. Sí se pueden preparar las preguntas, porque no creo que me vayas a preguntar sobre las estrellas o la vía láctea, me harás una serie de preguntas específicas. No solo se puede, sino que se deben preparar las preguntas. ¿Quiénes lo hacen más? Curiosamente, de las 76 personas que entrevisté para el libro, las que se preparan más son las que sienten que tienen menos habilidad comunicativa.

-De ahí salen los errores.

-Cuando te preparas bien puedes gestionar una cosa que a los seres humanos nos cuesta muchísimo gestionar en público, que es el ego, la vanidad, la autoestima. Muchas de las grandes pifias declarativas son por sentir el ego herido por la pregunta. Cuando lo preparas sabes que tienes que dar una respuesta si no buena, por lo menos clara, de tal forma que mi comunicación no verbal no descarrile. Si no estamos preparados es cuando decimos cosas totalmente impropias y de las que nos arrepentimos.

-En este tema siempre se piensa en políticos. ¿Todo el mundo debería aprender sobre esto?

-Esta pretende ser una obra horizontal. Aquí hablo de las presentaciones de los profesionales, de la selección de personal, de las entrevistas de trabajo, y de la declaración ante un juez. He escogido las situaciones consideradas más estresantes. He entrevistado a abogados penalistas, a fiscales y a jueces y curiosamente, los abogados penalistas contestan que preparan muy bien a sus defendidos y testigos. Cuando le preguntas a fiscales y jueces, la impresión es bastante contradictoria [ríe]. Si eres capaz de defenderte bien en una conferencia, ante un juez o en una entrevista de trabajo, en general, en el resto de la vida te vas a defender muy bien.

-¿Podría valorar qué tal lo han hecho los políticos durante estos días de revuelo? -Podría, pero uno tiene que saber cuándo responder a una pregunta y cuándo no. Tu trabajo es hacer preguntas y el mío saber si me compete. Sí hay cosas que son muy evidentes que se han hecho mal, pero hay que saber cuándo no hay que llenarse de micrófono [ríe].

-Así que a veces es mejor el silencio, no salir a hablar.

-Se ha puesto de moda que el político tiene que responder absolutamente a todo, incluido aquello que no está dentro de su ámbito competencial. A los políticos ahora da igual de lo que se les pregunte, les encanta la exposición mediática y a veces no son conscientes de lo que hacen.

-¿A veces hay que mentir?

-O por lo menos no entrar en detalles, buscar evasivas. Pero es muy peligroso, sobre todo mentir sobre el dato, como por ejemplo lo que ha pasado con los títulos universitarios. Ahora bien, la hipocresía es el aceite que engrasa las sociedades, y un experto ha determinado que mentimos 200 veces al día, porque las convenciones sociales a veces también son mentira.

Marcelo Castelo. Se considera un «arquitecto de comunicación persuasiva» y aprende y enseña sobre liderazgo carismático y como comunicar para persuadir.

El libro. El autor entrevistó a 76 profesionales de máximo nivel para una obra considerada seminal.