La poca oferta y los pisos turísticos encarecen un 20 % los alquileres

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

El precio medio ronda los 600 euros y los estudiantes pagan cien más que las familias

23 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El sector inmobiliario considera muy complicado fijar el precio medio de los alquileres en la capital gallega porque se trata de un mercado pequeño que se ve influenciado por circunstancias especiales. En Compostela, un piso de las mismas características, e incluso situado en el mismo barrio, tendrá precios distintos si es dedicado a estudiantes, a familias o al turismo. Aun así, la media de la ciudad puede establecerse entre los 600 y 650 euros, en opinión de Ana Maceira, de Quatrium; y Rafael Rey cree que «por menos de 400 euros no hay nada habitable en Santiago».

La diferencia entre alquilar a estudiantes o a familias es de unos 100 euros más para los primeros. Y si la renta es para turistas, el precio se dispara al plantearse por día o semana. En algunas páginas web de ofertas para turistas hay precios de entre 30 y 150 euros diarios, según ubicación y estado del piso.

Santiago no se escapa al bum de los pisos turísticos, pero no hay coincidencia en el sector a la hora de valorar la repercusión. Mientras para Luis Sunai, de SV Inmobiliaria, «no tiene nada que ver con otras ciudades», porque «aquí hay margen», Ana Maceira cree que esa modalidad «resta pisos para la oferta tradicional», algo que comparte Rafael Rey, de Rey Xestión. Maceira apunta que en los últimos años se redujo la oferta, porque hubo poca construcción, y creció la demanda, lo que ha supuesto una subida del 20 % en las rentas. Rey también comparte este porcentaje, e incluso cree que puede ser superior en determinadas zonas. Las más afectadas son el casco histórico y el Ensanche, por la proximidad a los monumentos. En los barrios tradicionales, salvo los próximos al casco viejo, los pisos turísticos casi no tienen repercusión, y se están convirtiendo en el refugio de familias.

Como dato curioso, el bum de los pisos turísticos no solo resta oferta para el alquiler tradicional. También hace aflorar inmuebles vacíos. Rafael Rey cree que, en el casco histórico, muchos de los pisos turísticos no habrían sido puestos en el mercado del alquiler libre, porque se trata de viviendas recién restauradas que sus propietarios no alquilarían a estudiantes y con rentas superiores a las posibilidades de la mayoría de las familias.

La avenida de Barcelona y Santa Marta, lo más caro por la cercanía al Hospital Clínico

Dejando al margen el casco viejo, donde los alquileres pueden llegar a los 1.200 euros para las zonas más céntricas y los inmuebles mejor acondicionados, la avenida de Barcelona y los pisos de nueva construcción próximos al Clínico son los más caros de Santiago y se igualan a zonas del centro histórico. Por un estudio de una habitación se pagan 400 euros en la avenida de Barcelona, y un piso de tres habitaciones no baja de los 800 euros. Esta situación se vivió antes en Galeras. Mientras que ahora un piso antiguo de tres habitaciones se oferta en 450 euros, por los de nueva construcción se pagan los 600 euros.

En el Ensanche, un piso de 90 metros cuadrados no baja de los 500 euros, siempre que no se pidan lujos y sea para familias. Fontiñas, sede de los juzgados, y con viviendas relativamente nuevas, el alquiler rondan los 500 euros para un piso de 80 metros. En Vista Alegre, Pontepedriña y Castiñeiriño en inmuebles sin ascensor ni garaje no se consigue nada aceptable por menos de 400 euros, y los nuevos superan los 500 euros.

«La alta rentabilidad abre los ojos a la opción de la vivienda turística»

Rafael Rey, portavoz del sector de las agencias inmobiliarias, cree que el bum de los pisos turísticos afecta a Santiago, pero reconoce que «todavía no estamos a los niveles de preocupación de las grandes ciudades. En el Ensanche es habitual ver a personas esperando con sus maletas la llegada del propietario del piso», apunta. En cierta forma, Rey comprende la elección de los arrendadores. «Por una semana cobras 300 euros, mientras que el alquiler tradicional puede ser de 550 al mes. La alta rentabilidad abre los ojos a un mundo hasta ahora desconocido, y los medios, y en las redes, dan mucha información». La moratoria de alojamientos hoteleros en el casco histórico, en principio, debería haber frenado estas prácticas, «pero es fácil ver que no es así. En las páginas web hay muchos ejemplos. El Concello anunció que iba a revisar las páginas, veremos qué se puede hacer». La menor oferta para alquiler tradicional está en el casco viejo, donde «ya eran alquileres altos. Los barrios están más a salvo de los pisos turísticos, por ahora, pero sí que se nota una subida de los alquileres, porque hay más demanda que oferta para familias».