José Sierra: «Lo primero es afianzar la sostenibilidad»

Ignacio Carballo González
I. carballo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

«Si se quiere seguir teniendo servicios hay que contribuir, aunque sea de forma voluntaria, pero hay que contribuir», afirma el nuevo presidente de la Cámara de Comercio

14 may 2018 . Actualizado a las 14:20 h.

Si la Cámara de Comercio fuese una empresa, para José Sierra y el equipo de 23 directivos que abrieron con él, aún no hace un mes, una nueva etapa en la institución compostelana, gestionarla sería un paseo triunfal. Sin embargo, tendrán que aplicar imaginación y su mejor saber, certificado por el éxito en las trayectorias profesionales de cada uno de ellos y de las empresas a las que representan, para que la Cámara pueda ofrecer altas prestaciones al entramado socioeconómico de los 32 municipios de la mitad sur de la provincia (36.000 empresas y autónomos) que abarca su demarcación. Desde que en el 2010 se suprimió la obligatoriedad del pago del recurso cameral, estas corporaciones de derecho público viven tiempos precarios. José Sierra asume el reto con el objetivo inmediato de afianzar una base económica sólida para la entidad.

-Viendo su dedicación a la Cámara, es como si estuviera usted volcado en el lanzamiento de un nuevo proyecto empresarial.

-Me dedicaré todo lo que pueda. La Cámara es para mí un proyecto totalmente nuevo, porque cambia mucho el enfoque y la forma de acometer todo tipo de acciones con relación al mundo de la empresa. Aquí hay acciones reguladas, son lo que son y así hay que aceptarlo. Muchas veces falta la libertad que hay en la empresa, donde a un proyecto se le pone una fecha y en esa fecha tiene que estar resuelto.

-Usted explicó que quiso venir a la Cámara como agradecimiento a la entidad por el apoyo que esta dio a su empresa cuando inició su internacionalización. Dicho esto, algo más tiene que haber.

-Lo primero, ese agradecimiento que usted ha recordado, pero dentro de ese mismo agradecimiento está la labor que yo he percibido que hacen las Cámaras, y de forma especial la de Santiago. Sería una pena que se perdiese la Cámara. Así como otras han desaparecido o se han asociado, la de Santiago mantiene una posición francamente buena, y nuestra pretensión es que esa posición no se pierda e incluso mejorarla.

-Hasta el 2010 había entusiasmo por dirigir las Cámaras, pero desde entonces, con sus recursos financieros comprometidos, no parece muy atractivo.

-No es atractivo, es un desafío. Y como tal desafío tiene partes de dificultad que intentaremos salvar. La primera es la sostenibilidad. Al ser ahora las percepciones voluntarias es indudable que hay que buscar fuentes de financiación diferentes y ese es el reto, pero los que estamos en la Cámara conocemos el mundo industrial y esos retos se nos presentan en nuestras empresas día sí y día también. Aquí lo asumimos sometidos a la normativa de las Cámaras.

-¿Cuáles serán las primeras acciones de esta nueva etapa?

-Ahora nos estamos posicionando, viendo qué podemos hacer. Pero primero es muy importante afianzar la sostenibilidad. Lo primero es evitar que la Cámara caiga por una falta de recursos económicos.

-¿Hay un riesgo real?

-A corto plazo, no. Pero si seguimos en una senda que venía teniendo la Cámara, el riesgo puede estar ahí.

-¿Hubo algún desfase?

-No, no, no. El balance de la Cámara es bueno, lo que ocurre es que hay que asegurar que los ingresos fijos cubran los gastos fijos, y luego habrá otros ingresos que sirvan para realizar todas las acciones y proyectos de interés para la sociedad. Sin sostenibilidad no seríamos capaces de llevar todo eso adelante.

-La Cámara ha desarrollado un importante número de programas: de exportación, de apoyo al empleo, al emprendimiento y de formación. Y tiene un vivero prestigiado. ¿Se revisarán?

-Todos esos programas continuarán, incluso se potenciarán y se actualizarán. El vivero de empresas es muy importante, es una forma de ayudar a los emprendedores en la fase de implantación, y además ayudarles a ser activos y valientes, pero aminorando el riesgo todo lo posible.

-¿Es una utopía seducir a las empresas para que vuelvan a la Cámara y valoren sus servicios para pagar por ellos?

-No, no lo es. Yo creo que es posible porque las empresas han disfrutado y siguen disfrutando del servicio de la Cámara. Antes se percibía un pago, ahora no. Tenemos que conseguir que se tome conciencia de que si se quiere seguir teniendo servicios, hay que contribuir, aunque sea voluntariamente, pero hay que contribuir; si no, sería imposible.

-¿Considera usted cerrado el actual mapa de Cámaras?

-Creo que no está zanjado. No van a desaparecer, ni muchísimo menos, pero puede haber alianzas o reestructuraciones, y de hecho las está habiendo, por esa razón de que la sostenibilidad es difícil. Ese es el desafío de la Cámara de Santiago, teniendo en cuenta que cubre una zona muy grande, con empresas muy importantes y empresas que de alguna forma tienen necesidad de estar en la Cámara.

-¿Por el apoyo a la exportación?

-Sí, tengamos en cuenta que para la exportación y la internacionalización las Cámaras tienen fuera de España un peso muy grande, a través de ellas las empresas tienen las puertas abiertas.

-¿Quiere eso decir que el Foexga y los programas de internacionalización van a seguir siendo acciones estrella?

-Por el carácter industrial que tenemos, sí, pero no solo eso. Hay que continuar con las acciones de la Cámara enfocadas a Santiago y a la sociedad.

 

«Con suelo a precio asequible y con servicios, las empresas vendrán de forma natural»

El cambio en el pleno de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Santiago es muy significativo. De la presencia mayoritaria de la hostelería y el comercio se ha pasado a un fuerte perfil industrial, con representación de grandes empresas. «Esto no quita que la Cámara se vaya a apartar del turismo o los servicios, sino que hay que potenciarlos por el peso económico que tienen», afirma José Sierra. Añade, no obstante, que «se puede hacer mucho de cara a la implantación de actividades industriales».

-Santiago está bien dotada de servicios, comunicada, ahora con disponibilidad de suelo. ¿Qué le falta a la ciudad para atraer empresas de perfil industrial?

-Indudablemente, el espíritu industrial se contagia. Donde no lo hay, es más difícil implantarlo, pero después se desarrolla con mayor facilidad. En Santiago tenemos industrias importantes, el problema que hubo fue la falta de suelo a precio asumible para ubicarse.

-¿Quizá falta un mayor esfuerzo en promoción?

-Creo que con suelo industrial a precio asequible y con los servicios suficientes, las empresas vendrán de forma natural.

-La Cámara ha tenido una posición activa, en ocasiones incluso combativa, para conseguir mejoras para Santiago. ¿Qué opinión le merece esa faceta?

-Interesante, necesaria y hay que desarrollarla. Efectivamente, tenemos una oficina de Tráfico gracias a la Cámara, o el Registro Mercantil, también se han conseguido mejoras en infraestructuras... Las Cámaras tienen que recuperar el prestigio que tenían como agente de mediación entre la sociedad y las Administraciones. En las Cámaras hay un conocimiento que en la función pública puede pasar desapercibido. Tenemos información de primera mano que es importante que se tenga en cuenta en beneficio de desarrollos sociales que de otra forma podrían quedar diluidos.

-¿Hay que acercar la Cámara a las empresas de las zonas más distantes de la capital?

-Indudablemente, es uno de nuestros retos. Acercamiento y poner en valor en la sociedad las acciones de la Cámara y lo que esta puede hacer en la aportación directa a todo tipo de empresas.

Ilusión como en Urovesa y exitosa experiencia

José Sierra (Viveiro, 1941) se las sabe todas en el mundo de la empresa. No en vano ha conseguido un hito: consolidar a Urovesa, la empresa de vehículos especiales que él fundó en 1981 en Santiago, como líder en su sector y con presencia en treinta países de cuatro continentes. Recuerda los inicios al frente de Urovesa, y aún antes en otras empresas, como «muy duros» pero cargados de ilusión. Esa misma ilusión, con la experiencia añadida de su exitosa trayectoria, es la que trae a la Cámara de Comercio, a la que no se cansa de agradecer el apoyo que le prestó cuando Urovesa dio los primeros pasos para internacionalizarse. Podría decirse que se desvanecen los límites entre su familia y la empresa de la que ahora es presidente fundador, en la que ha entregado responsabilidades a sus hijos Justo, Cecilia y Cristina. ¿Aficiones? La fotografía, como demuestra en experta charla con Paco Rodríguez.