El Santiago tras su primer descenso

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

El club no dará pasos en el proyecto hasta calibrar las líneas maestras del presupuesto, sin traicionar su filosofía ni poner en riesgo la viabilidad

24 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace veinte años el Santiago Futsal, entonces Lobelle, competía en categoría autonómica con un equipo netamente compostelano que acabó logrando el ascenso a la división de plata, en la temporada 99/2000. Cuatro cursos más tarde dio el salto a la élite. Y ahora, después de tres lustros en la cima, digiere el primer descenso de su historia.

Está todavía asumiendo la desconocida realidad a la que deberá enfrentarse. Se ve en la tesitura de diseñar un nuevo proyecto en torno a dos criterios innegociables: la filosofía del club y su viabilidad.

Lo primero será perfilar el marco económico en el que podrá moverse. Hay gastos que bajan, como el de inscripción. En Primera es de 35.000 euros más IVA y en Segunda, de 10.000 más IVA. También se reducirá el desembolso por arbitrajes, en unos 9.000 euros. Por contra, recibirá menos ingresos de la Xunta, ya que uno de los baremos que más pesan en la convocatoria de ayudas es la categoría en la que se milita. También está por ver la respuesta de los patrocinadores en el nuevo escenario, si bien más de uno y de dos ya han anticipado a la entidad su voluntad de seguir colaborando. Asimismo, el Santiago Futsal prevé que no se resentirá el apoyo de su masa social.

El cometido más apremiante que tiene por delante el club es calcular hasta donde podrá llegar el presupuesto del nuevo curso para saber cuánto dinero está en disposición de destinar al cuerpo técnico, cuánto a la confección de la plantilla y cuánto al personal. Mientras no tenga una idea precisa de los números no dará ningún paso en la parcela deportiva. Los únicos jugadores que acabarán la temporada con contrato en vigor para la próxima son Catela y Everton.

Si el descenso se hubiese concretado hace cuatro, tres o dos años, el club probablemente no hubiera podido aguantar el embate económico y se hubiese visto abocado a la desaparición.

Cuando decidió acogerse a la ley concursal tenía una deuda de unos 950.000 euros. Hace exactamente tres años que el Juzgado de lo Mercantil Número 2 de A Coruña aprobó el convenio con los acreedores en virtud del cual los números rojos se quedaban en 500.000 euros. Y ha dejado atrás la fase más dura del calendario de pagos, en la que ha tenido que hacer frente a la mitad de esa cantidad.

La directiva, como en cursos anteriores, atraviesa una fase en la que acusa problemas de liquidez. Pero si no hay contratiempos con los ingresos comprometidos y pendientes de llegar a las arcas, cuadrará el balance.

Último partido el sábado

Entre tanto, todavía queda afrontar el último partido de Liga. El sábado, a las 19 horas, recibe al Peñíscola. Y la semana próxima defenderá el título en la Copa Galicia, que disputará su fase final en Ferrol. El sábado 30 se jugarán las semifinales: Burela-Esteo y Santiago Futsal-O Parrulo. Y al día siguiente, la final.